La administración federal 2024-2030 ha planteado 100 compromisos para su proyecto denominado “2º piso de la cuarta transformación”, de los cuales, 12 se relacionan directamente con la educación. Estos compromisos abarcan desde la ampliación de becas hasta la reconfiguración de programas clave y la expansión de espacios educativos. Sin embargo, un análisis detallado de las asignaciones presupuestales proyectadas para 2025 revela tanto avances como desafíos significativos en su implementación.
De los 12 compromisos educativos identificados, ocho tienen una asignación presupuestal clara. Entre ellos, cinco muestran incrementos en su presupuesto para 2025, lo que brinda condiciones más favorables para diseñar e implementar acciones. No obstante, tres compromisos presentan reducciones presupuestales que podrían dificultar su cumplimiento, poniendo en el centro la necesidad de una gestión eficiente de los recursos.
Uno de los compromisos más destacados es el incremento del 108.09 por ciento en las becas para estudiantes de nivel básico, pasando de 37 mil 888 millones en 2024 a 78 mil 840 millones en 2025. Este aumento busca garantizar el acceso a una educación inclusiva y es un claro reflejo del compromiso del gobierno con los estudiantes más jóvenes.
Por otro lado, programas como La Escuela es Nuestra, que ahora se ampliará a nivel medio superior, obtendrán una asignación de 9 mil 040 millones, marcando un paso importante en la consolidación de este programa. Sin embargo, esta expansión contrasta con la reducción de 45.63 por ciento en los recursos destinados a extender horarios en primarias para deportes y artes, lo que podría limitar el alcance de esta iniciativa.
Sin embargo, a pesar de que se perciben algunos avances los desafíos estarán presentes, sobre todo en los siguientes compromisos:
Uno de los puntos más preocupantes es la falta de claridad en el financiamiento para convertir las escuelas en espacios de prevención de la salud. Aunque esta iniciativa es fundamental para el bienestar integral de los estudiantes, su éxito dependerá de la identificación de recursos específicos y su implementación efectiva.
Para finalizar, el cumplimiento de estos compromisos educativos depende de la adecuada planeación, ejecución y monitoreo de los recursos asignados. Mientras que los incrementos presupuestales ofrecen oportunidades para avanzar, las reducciones y la falta de claridad en algunas áreas representan riesgos que deben ser atendidos con estrategias bien definidas.
En un contexto en el que la educación es un pilar fundamental para el desarrollo del país, es crucial que el gobierno no solo asigne los recursos necesarios, sino que asegure su uso eficiente. La mejora continua en la planeación y evaluación de estas iniciativas será determinante para garantizar que los compromisos educativos no solo se cumplan en papel, sino que se traduzcan en una educación de calidad para todas y todos.