La gran conferencia anual sobre el cambio climático (COP29) terminó con un sabor amargo ya que los países en desarrollo no obtuvieron el monto de ayuda climática que esperaban.
Una decepción que, según varios expertos, podría reducir sus ambiciones futuras en materia de reducción de gases de efecto invernadero.
Según el Acuerdo de París, los Estados deben presentar cada cinco años sus planes de acción climática a través de las "Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional" (NDC). La tercera ronda de revisión, con objetivos hasta 2035, debe publicarse antes de febrero.
La COP29, cuyo objetivo principal era establecer un monto global de ayuda climática de los países desarrollados para apoyar a los países en desarrollo en su transición, era una cita crucial en este contexto.
Sin embargo, con un nuevo objetivo colectivo cuantificado (NCQG) de 300.000 millones de dólares anuales para 2035, frente a los 1,3 billones esperados por los países pobres, el acuerdo final "no es para nada motivador", según François Gemenne, investigador belga en política climática y coautor del sexto informe de los expertos sobre el cambio climático (IPCC).
"Con la ayuda de una presidencia incompetente, los países desarrollados han vuelto a eludir sus obligaciones y han dejado que los países en desarrollo asuman los costos. Brasil ahora enfrenta otra tarea monumental para la COP30: asegurar un aumento en el financiamiento y reconstruir la confianza entre las naciones", dijo Claudio Angelo, coordinador de Política Internacional en el Observatório do Clima (Brasil).
La próxima Conferencia de Partes (COP) se celebrará dentro de un año en Belén.
"Esperan de nosotros (los países del sur) que tengamos NDC ambiciosas, pero con 300.000 millones (de ayuda climática) es totalmente irrealista", denunció la delegación nigeriana al cierre de las negociaciones.
Además, se espera que las NDC de varios países, incluidos algunos desarrollados, lleguen con retraso. Hasta ahora, solo un puñado de Estados, como el Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos y Brasil, han presentado sus nuevos planes climáticos para 2035.
Por otra parte, el regreso de Donald Trump al poder en Estados Unidos y las elecciones previstas en Alemania, Polonia, Australia y Canadá hacia finales del primer trimestre aumentan la incertidumbre.
El centro de sondeos Pew Center ya ha alertado de que la opinión pública en Estados Unidos está virando y no considera la crisis que anuncian los climatólogos como una emergencia nacional, y sí, en cambio, el precio de la energía.
Sin embargo, en términos de ambiciones climáticas, no todo depende de lo que se decida o no en las COP, matizan varios expertos.
"A menudo se presenta el NCQG y las NDC como si fueran las dos caras de una misma moneda, como si el financiamiento permitiera las NDC", pero "no es el elemento más determinante", opina Marta Torres-Gunfaus, directora del programa Clima del organismo francés IDDRI.
Las NDC "tienen su propia dinámica" y son "esfuerzos a largo plazo" realizados por cada país según su contexto nacional.
"Dicho esto, ¿llegarán a tiempo y estarán alineadas con el objetivo de 1,5 °C? Es difícil decirlo", concluye la especialista.
Además, las NDC podrían impulsarse mediante esfuerzos internacionales distintos a los acordados en la COP.
"Los cerca de 200 Estados signatarios de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático no necesariamente tienen que sentarse todos en la misma mesa para que se logren avances", señala Ottmar Edenhofer, codirector del Instituto de Potsdam para la Investigación del Clima, quien aboga por establecer "formatos adicionales de negociación".
Esto podría incluir, por ejemplo, una alianza reforzada entre la UE y China para movilizar más fondos, o el financiamiento de la ayuda climática mediante impuestos internacionales. Temas que se mencionaron en Bakú, pero sobre los cuales los países se mantuvieron bastante ambiguos, posponiendo las discusiones a otras instancias o plazos.
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