Un reciente hallazgo científico está sacudiendo las bases de la biología celular y redefiniendo la comprensión de cómo funcionan las células. Durante décadas, se enseñó que los organelos, pequeños "órganos" intracelulares con funciones específicas, estaban siempre delimitados por membranas.
Sin embargo, investigaciones revelaron la existencia de organelos sin membranas, estructuras cuya complejidad y rol en la vida celular son mucho más fascinantes de lo que creíamos. Este descubrimiento abre nuevas puertas para entender la química de la vida y los posibles orígenes de las células tal como las conocemos.
Según Allan Albing, profesor de ciencias biológicas en la Universidad Estatal de Boise, en un artículo de The Conversation, en el estudio de las células, un descubrimiento está dando vuelta todo lo que creíamos saber. Los condensados biomoleculares, conocidos como orgánulos sin membrana, revolucionan el modo en que se entiende la organización celular.
Estas estructuras fueron detectadas casi por casualidad al observar manchas inusuales en núcleos celulares, y su dinámica puede compararse con una lámpara de lava, donde gotas de proteínas y ARN se fusionan y separan en un entorno tipo gel.
Dentro de estos condensados se forman microambientes únicos que atraen moléculas específicas, creando compartimentos que desafían las ideas clásicas de la biología.
Hasta hace poco, se identificaron cerca de 30 tipos de condensados biomoleculares, superando en número a los orgánulos tradicionales. Algunos cumplen funciones específicas, como la formación de ribosomas o gránulos de estrés, pero muchos todavía son un enigma.
Su estudio está haciendo tambalear conceptos básicos, como la relación entre la forma y la función de las proteínas, ya que los condensados suelen formarse con proteínas "desordenadas" que, aunque no tienen forma definida, cumplen roles clave en las células.
El descubrimiento de los condensados biomoleculares redefine cómo entendemos las células actuales, y también cómo pudo haber comenzado la vida en la Tierra.
Por qué son tan importantes los condensados biomoleculares: