Rodrigo de Paul, uno de los futbolistas más sobresalientes de la Selección Argentina, ha ganado el amor de los aficionados no únicamente por su habilidad en el terreno de juego, sino también por su pasado familiar. Tras su triunfo se encuentran sus padres, Roberto de Paul y Mónica Ferrarotti, quienes jugaron roles esenciales, aunque distintos, en su existencia.
El padre biológico de Rodrigo es Roberto de Paul. No obstante, estuvo ausente durante varios años en la vida familiar debido al divorcio que afectó a la familia cuando Rodrigo aún era muy joven. Esta separación tuvo un gran impacto en el joven jugador, que tuvo que ajustarse a una nueva dinámica familiar sin la constante presencia de su padre.
A pesar de esta separación inicial, la relación entre Rodrigo y Roberto se fue reafirmando con el paso del tiempo. Hoy en día, la relación entre padre e hijo ha progresado significativamente, y ambos disfrutan de eventos significativos, como el Mundial de Qatar, en el que Roberto viajó para motivar a su hijo desde las gradas.
La madre de Rodrigo, Mónica Ferrarotti, ha jugado un papel crucial en su existencia. Como madre de tres hijos, tomó el papel de soporte emocional y proveedora después del divorcio. Desde sus inicios, Mónica demostró su dedicación hacia el porvenir de Rodrigo, desempeñando el papel de tesorera en el club Deportivo Belgrano de Sarandí, lugar en el que dio sus primeros pasos en el fútbol.
Además de criar a Rodrigo y a sus dos hermanos mayores, Damián y Guido, Mónica siempre estuvo en los instantes cruciales de la trayectoria profesional de su hijo. Su compromiso y entrega posibilitaron que Rodrigo continuara con la búsqueda de sus sueños, incluso en las circunstancias más adversas. Para Rodrigo, Mónica no solo representa su figura materna, sino que también es su mayor motivación y un constante respaldo.
Pese a que Roberto no estuvo presente en gran parte de su niñez, Rodrigo halló un referente paterno en su abuelo Osvaldo de Paul. Este abuelo desempeñó un papel crucial en su crecimiento, no únicamente como futbolista, sino también como individuo.
Osvaldo fue quien lo acompañó en las prácticas y quien inculcó en Rodrigo principios como la tenacidad y el optimismo. De acuerdo con el jugador, Osvaldo fue el sostén que mantuvo a la familia en tiempos adversos y dejó un legado de lecciones que Rodrigo continúa portando. Pese a que murió cuando Rodrigo todavía era joven, su impacto sigue presente en su memoria y en su manera de afrontar la vida.
Rodrigo es el más joven de tres hermanos, una característica que siempre ha destacado como relevante en su existencia. Damián y Guido, sus hermanos de mayor edad, también tuvieron un rol significativo en su niñez. Ambos compartieron su pasión por el fútbol y lo acompañaron en sus inicios en este deporte.
Pese a los retos a los que se enfrentó la familia después del divorcio de sus padres, el vínculo entre ellos se mantuvo sólido. Esta unión familiar se transformó en un incentivo para que Rodrigo lograra sus objetivos y se convertiría en el jugador que es en la actualidad.