El paso insoslayable del tiempo, el cúmulo de sombras que forman una vida. La galería de voces que pueblan el eco de la memoria. Aprender de los nombres que se han apagado o que refulgen al azar, sin razón ni motivo. Aprender de las figuras, tal como fueron, que pasean por una invisible galería de lo que fue. Están ahí, instaladas en un presente perpetuo y, sin embargo, caprichosos. Aprender de la pérdida y la renuncia. No otras son las páginas de este 'Diario' de Rafael Cansinos Assens (Sevilla, 1882- Madrid, 1964). Maurice Blanchot advirtió: «Un diario no es esencialmente confesión o relato de uno mismo. Es un memorial». Éste lo es. Un memorial de la melancolía. Cansinos contempla el...
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