El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha renunciado a impulsar cualquier revisión de los protocolos en los organismos estatales encargados de prever DANAs como la que asoló decenas de municipios valencianos. La gota fría del pasado 29 y 30 de octubre causó más de 220 muertos en los municipios que se encuentran a los pies del barranco del Poyo. El Gobierno valenciano y el Partido Popular han puesto en el disparadero a la Confederación Hidrográfica del Júcar —competente para informar de dicho caudal— y a la Agencia Estatal de Meteorología, encargada de alertar sobre fenómenos adversos.
El líder del Ejecutivo ha reiterado que los mecanismos establecidos funcionaron, a pesar de que la gota fría haya dejado la mayor tragedia climática del siglo, y ha responsabilizado de su magnitud a la falta de actuación de Carlos Mazón, presidente de la Generalitat, ante las alertas y avisos de ambos organismos estatales. A pesar de las palabras de Sánchez, la Aemet, como informó Confidencial Digital, sí va a revisar todas sus actuaciones en los días previos a la llegada del temporal.
El presidente ha asegurado este miércoles, en el Congreso de los Diputados, que todos los protocolos establecidos operaron correctamente. Unas declaraciones con las que ha cerrado la puerta a cualquier modificación de los mismos. El líder socialista considera que la tragedia pudo haberse evitado si las autoridades autonómicas hubiesen prestado mayor atención a todos los avisos que emitieron, precisamente, las autoridades que los populares ponen bajo la picota.
La Aemet alertó, por primera vez, de la llegada de una gota fría el 24 de octubre. Se trata de un fenómeno meteorológico habitual en estas fechas en la costa mediterránea. Dos días antes del día clave, emitió una alerta amarilla que pasó a ser roja la mañana del martes 29 de octubre. Diez horas antes de que se desbordase el barranco del Poyo. Pese a que instituciones como la Universidad de Valencia o algunos municipios señalados por la advertencia meteorológica sí cancelaron clases y toda actividad, el Gobierno valenciano no emitió alerta alguna a los ciudadanos hasta las 20:30, cuando las riadas ya habían arrollado todos los pueblos cercanos al arroyo.
Responsables de la Aemet también acudieron a la televisión pública valenciana al mediodía para advertir de que, aunque no lloviese en los municipios, las precipitaciones estaban previstas para zonas altas, que provocarían riadas río abajo.
En cuanto a la Confederación Hidrográfica del Júcar, no tiene entre sus competencias la misión de alertar. Según recoge la normativa, debe informar puntualmente del caudal de los ríos. Así lo hizo en su página web cada cinco minutos. También envió casi un centenar de correos a Protección Civil de la Generalitat para comunicar la posible rotura de la presa de Forata, pero también comunicó del incremento en el barranco entre las 16 y las 18, cuando pasó de un nivel habitual a superar tres veces los metros cúbicos del Ebro en apenas una hora.
En las últimas semanas, han sonado distintas alternativas para mejorar esos protocolos. Como crear una alerta más en la escala de la Aemet. Una más grave que la roja para advertir de fenómenos extraordinarios. En lo que llevamos de año, el organismo ha lanzado más de 40 alertas rojas. También lo hizo en 2023 para una DANA que llegó a la Comunidad de Madrid y apenas causó desperfectos. Un antecedente que influyó a Mazón para no mandar la alerta antes, como adelantó ECD. Pero, por ahora, la Aemet descarta cualquier modificación, como también informó este digital, aunque sí revisará cómo se reaccionó ante la llegada de la DANA.
Las palabras de Sánchez cierran la puerta a impulsar un análisis semejante en la CHJ. Se especuló con la posibilidad de que lanzase alertas o se reforzasen los sistemas situados en el caudal del Poyo para informar de cómo transcurre el nivel del agua. Mazón denunció que no había sistemas de medición adecuados ni suficiente personal para revisar la información que transmitían.