Contrariamente a lo que ha pasado los últimos años, la Champions le ha servido al Barcelona para calmar las aguas después de un par de malas actuaciones en LaLiga. El afable Flick mostró que también sabe enfadarse, descontento con lo que había visto en los últimos encuentros, y sus jugadores parecieron captar el mensaje y no se dejaron sorprender por el Brest, uno de los equipos que está impresionando en esta nueva Champions, pues llevaba una trayectoria sin derrotas. Aprendió el Barça a ganar sin Lamine Yamal por fin. Ayudó el conjunto francés, con un penalti de Bizot, el portero, al poco de comenzar. Midió mal en su salida y se llevó por delante a Lewandowski, que había controlado de espaldas.
El polaco fue el encargado de transformar la pena máxima para convertirse en más historia de la Champions. Ya lleva 100 goles en la máxima competición continental, tres cifras que sólo han alcanzado dos leyendas como Cristiano Ronaldo (tiene el récord con 140) y Messi (129). Ha necesitado 125 partidos, entre el Borussia Dortmund, el Bayern Múnich y su actual club en España. No se quedó ahí, ya que cerró el resultado con una segunda diana, que le pone con 101. Los tantos no fueron lo único que hizo el polaco en un partido lleno de detalles en forma de control, dejadita de primera, descarga de espaldas...
El gol fue un punto y aparte en un encuentro que no había empezado del todo mal el Brest. Su primer balón fue una declaración de intenciones: saque de centro y pelotazo arriba a un costado. Pero lograba acercarse y finalizar jugadas en la portería de Iñaki Peña. Incluso Flick se desesperaba cuando alguno de sus chicos daba un mal pase: miraba al césped y le daba patadas de forma suave. Pero después del tanto ya sólo hubo un equipo en el césped, siendo el guardameta azulgrana un espectador más hasta la segunda mitad. Los franceses trataban de apretar arriba, pero no lo hacían con el orden necesario, por lo que el Barcelona mantuvo el control y pudo jugar casi siempre en campo contrario, el primer paso para poder ejercer su presión después de pérdida de forma más eficaz.
Sólo le faltaba lo que le ha sobrado hasta este momento en la temporada: precisión. Fue Fermín el que tuvo las oportunidades más claras, pero o bien chutaba fuera o su cabezazo, clarísimo, desde muy cerca y liberado, le salió muy centrado y Bizot pudo empezar a ganarse el perdón por su error con una gran parada. El canterano barcelonista no se podía creer que se marchara al vestuario con cero goles en su casillero.
Estaba el Barcelona más fino en el despliegue y en la intensidad para recuperar la pelota que preciso en los pases en la zona determinante del campo o en el remate. El encuentro estaba en ver si el líder de la Liga era capaz de marcar de nuevo. Tardó un cuarto de hora en hacerlo, cuando Dani Olmo acertó con una buena maniobra en el área después de recibir el esférico de Gerard Martín.
El atacante se marchó justo después feliz en un choque en el que no había estado fino en general. Le está costando después de la lesión, tras unas primeras apariciones como azulgrana fulgurantes. La diana, que le dará confianza, llegó cuando el Brest estaba amagando con salir más y cuando Pedri ya se había ganado el aplauso de Montjuïc. Apareció por todos lados para recuperar pelotas, asociarse, hacer regates imposibles...
El Barcelona recuperó sensaciones y hasta, para mantener la tradición de este curso, sufrió un gol en contra, de Pereira, que fue anulado por fuera de juego. Se acerca a la clasificación directa y aseguró la presencia en la repesca.