El todavía líder madrileño aspira a llegar vivo al congreso de la federación regional
Lobato se resiste a dimitir y da a entender que Moncloa le mintió sobre el origen del correo de la pareja de Ayuso
En dos minutos y cincuenta segundos de comparecencia sin preguntas, Juan Lobato dejó esta mañana en suspenso el futuro del PSOE madrileño. Aunque algunos en el partido esperaban que el todavía líder del PSOE-M presentase su dimisión, Lobato se resiste y su equipo ya echa las cuentas para dar la batalla en el próximo congreso de la federación madrileña, que se producirá después del federal que arranca este viernes.
Lobato eligió intervenir en la oficina del grupo parlamentario en la Asamblea de Madrid, no en la del partido. Se sentó solo y dio un sorbo de agua antes de empezar a protestar por el “linchamiento” de “algunos dirigentes” del partido, a los que no nombró. En un lateral, contemplando la escena, una decena de miembros de su Ejecutiva lo acompañaban para señalizar que no está solo en esta enésima lucha fratricida en el seno de la federación socialista madrileña. Lobato dice crer que no se le puede castigar por acudir al notario y que “parezca que el malo es precisamente quien decide no hacer las cosas mal”.
El esquema de Lobato en esta semana que se anticipa larga pasa por no hacer declaraciones a los medios hasta después de comparecer este viernes en el Tribunal Supremo para presentar el acta notarial que lo ha llevado a este embrollo. Esa en la que, según la versión que hasta el momento ha dado, se acredita que el correo electrónico de la fiscalía que blandió en el Legislativo regional para reprochar el fraude fiscal del novio de Isabel Díaz Ayuso procedía de informaciones periodísticas y no de Moncloa, en contra de lo que publicó ABC al desvelar la existencia del documento.
Fuentes del equipo de Lobato reconocen unos instantes de zozobra en el líder cuando tuvo noticia del requerimiento del instructor del Supremo, Ángel Hurtado. Pero esta mañana el secretario general se mostró relativamente sereno, por mucho que el despacho socialista las caras fuesen serias toda la mañana. Una vez acuda al Alto Tribunal y dé explicaciones, Lobato piensa coger el coche —su equipo descarta que lo imputen— y acudir a Sevilla para participar en el congreso federal del PSOE, donde el ambiente se adivina igualmente convulso. El líder madrileño aspira a superar el trance y acelerar el trabajo con la militancia de cara a la semana siguiente, cuando se celebrará el congreso de la federación madrileña y comenzará el proceso de primarias, que está previsto que se celebren el 11 de enero.
La dirección del PSOE-M está a la espera de la confirmación del candidato alternativo, que según el equipo de Lobato no podrá ser otro que el ministro Óscar López, militante por Las Rozas, por mucho que el propio Lobato haya despejado en su dirección la responsabilidad sobre el uso del correo electrónico por el que el Supremo le pide ahora cuentas.
Los fieles de Lobato revisan ya listados y hojas de cálculo con los números de la militancia para garantizarse los 7.000 votos de 14.000 que darían la victoria al candidato. Una de las agrupaciones más potentes, la de Fuenlabrada, sostiene a uno de los principales rivales de Lobato, el alcalde Javier Ayala. Junto a Sara Hernández, regidora de Getafe, será uno de los apoyos más visibles, a priori, del rival de Lobato.
Sobre la implicación de Moncloa en la contienda, el equipo del aún secretario regional entiende que no podrá ir mucho más allá de incidir en los alcaldes socialistas para que ejerzan influencia sobre sus agrupaciones. El sentir de la militancia de base, opinan, es muy variable y es muy relevante que el candidato sea alguien que haya trabajado en el territorio. Lobato fue elegido en 2021 pero ya en 2017 había competido en unas primarias, en las que salió derrotado contra José Manuel Franco, por lo que entienden que cuenta con ventaja.