La relación entre Javier Hidalgo y Víctor de Aldama no está claro cuando comienza, pero sí que era cercana y que tuvieron interlocución directa, hablando en términos de amigos, durante el tiempo que, siendo el empresario asesor externo de Globalia (2019-2021), se encargó de influir y acelerar a través del entonces ministro de Transportes, José Luis Ábalos, y su mano derecha en este departamento, Koldo García, el rescate a Air Europa.
En los primeros días de agosto de 2020 se conoció públicamente por los medios de comunicación que el Gobierno de Pedro Sánchez ultimaba el rescate público de la aerolínea de la familia Hidalgo, que después se concretaría en 475 millones que saldrían de la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI). Sobre el papel el objetivo fue evitar su quiebra a consecuencia de las restricciones mundiales de movilidad que impuso la Covid.Esta subvención millonaria no fue oficial hasta noviembre de 2020, cuando el Consejo de Ministros le dio luz verde, saliendo el capital del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas (FASEE).
Los audios intervenidos por la Unidad Central Operativa (UCO) y que obran en el sumario del "caso Koldo" que intercambiaron aquellos días, cuando coincidieron en un destino de sol y playa, demuestran la cercanía y simpatía que reinaba en su relación.
El día 8 de este mes, por la mañana, bien pronto, a las 06:30 horas, Aldama le envía una captura de una página de una cabecera económica en que se informa de que se da por hecho que la compañía aérea de Globalia recibirá esta ayuda pública millonaria.
Pasadas las 10:00 horas, Hidalgo le intenta llamar, sin éxito, y le escribe "Bon día. Call me, please". El comisionista del "caso Koldo" le dice "ahora cuando sea persona te llamo" y le envía, poco después, una captura de un restaurante para advertirle de que "vamos a comer aquí a las 17:00 horas".
El exconsejero delegado de Globalia le contesta con un audio, en el que de fondo suenan platos y cubiertos en movimiento, en el que le informa de que "yo estoy comiendo ya, me he pegado una nadadita buena y estoy comiendo". Se desprende de los datos que ambos están en algún lugar de costa pasando unos días de descanso en pleno agosto, el mes vacaciones por excelencia del verano.
Aldama reacciona riéndose, "jajajajajaja", y, como no han podido coincidir para comer, le dice que luego le llama para verle un rato y "comentamos que hablé con el jefe lo tenemos mejor". Como la UCO extrajo de estas y otras conversaciones intervenidas, "el jefe" era el apelativo con el que se referían en el seno de la trama a José Luis Ábalos, entonces ministro de Transportes.
El señalado como "nexo corruptor" en Transportes le deja un perlita a Hidalgo: "A ver cuando reconoces que hay cosas que se hacen bien imbécil que mira que te cuesta", en clara referencia a la buena marcha de las negociaciones para que el rescate se convierta en una realidad no muy lejana. Hidalgo, jocoso, bromeando, confirma que quedan para verse "por la tarde" y le reta a que "lo de imbécil me lo dices luego a la cara".
Ya por la tarde, a las 19:10 horas, el expresidente del Zamora Club de Fútbol le transmite que acaba de llegar al lugar donde está Hidalgo y le cuenta que esta "terminando de cenar". Seguidamente, le plantea dos opciones, "te llamo y nos vemos", o "mañana por la mañana pronto tu me dices". Mañana Aldama tiene ya programado, como le explica, "salir en barco con Pino por si queréis venir dime" y termina enviándole un abrazo.
El ejecutivo de Globalia le reprende, en tono de amigos, por no haberle avisado Aldama con más margen de que había gestionado un barco. "Vale, me podías haber dicho antes lo del barco, macho, que al final me he pillado una lancha de estas rápidas, pero, bueno, nos encontramos, me podría haber ahorrado 5.000 eurillos, que no me habrían venido mal".
Pero, dejándolo de lado lo que harán mañana, invita en otro audio enviado al comisionista a que se baje "luego a la playa a tomar algo, o mañana por la mañana, lo que quieras, si no vas a terminar muy tarde vente para acá". El empresario queda en que, cuando termine de comer, le dice algo.
El barco del que habla Aldama, como se desprende del siguiente mensaje, es suyo: "Señorito, si sabes que tengo aquí el barco tan fácil como decirme o te lo deje o que vienes conmigo el día quieras lo mío es tuyo menos mi mujer e hija". Aldama se ríe y no dice nada más ese día.