Un estudio de la Corporación RAND sugiere que los ataques de largo alcance de la Fuerza Aérea de Estados Unidos para defender a Taiwán ante una posible operación para invadir la isla por parte de China podrían provocar el riesgo de una escalada hacia un conflicto nuclear. Bajo el título "Negación sin desastre: mantener el conflicto entre Estados Unidos y China por Taiwán bajo el umbral nuclear”, el informe de este laboratorio de ideas que asesora al Pentágono en materia de seguridad y defensa destaca la importancia de una estrategia prudente en el uso de estas armas para disuadir a Pekín sin cruzar límites que provoquen un desastre nuclear.
En concreto, Rand sostiene que en un conflicto causado por el interés chino de retomar Taiwán, sería aconsejable que los ataques de largo alcance americanos se centraran principalmente en negar el acceso a la isla evitando disparar contra la China continental, lo que podrían provocar una escalada nuclear. Además, el informe -elaborado por RAND para la Fuerza Aérea- enfatiza la necesidad de proteger estos medios de ataque contra posibles represalias nucleares y convencionales de Pekín.
Hasta hace poco, el riesgo de una escalada nuclear entre China y Estados Unidos era limitado debido a la moderada capacidad nuclear de China. Sin embargo, los investigadores de RAND explican que, en la última década, esta situación ha cambiado radicalmente. China ha acumulado un gran arsenal nuclear y ha mejorado el mantenimiento de este arsenal mediante el despliegue del misil balístico intercontinental móvil DF-41 y las patrullas casi continuas de submarinos con misiles balísticos (SSBN) de propulsión nuclear. Además, ha fortalecido su capacidad de penetrar defensas antimisiles estadounidenses con sistemas avanzados de bombardeo orbital fraccional (FOBS), que cuentan con capacidad nuclear.
El estudio sugiere que estos desarrollos tecnológicos y el crecimiento cuantitativo del arsenal nuclear chino obligan a Estados Unidos a asumir que el gigante asiático pronto tendrá una capacidad para realizar un segundo ataque nuclear en caso de conflicto, si es que no lo tiene ya.
Por su parte, Estados Unidos ha intensificado sus propias capacidades de ataque de largo alcance, desarrollando armas como misiles hipersónicos y misiles tierra-tierra convencionales, además del nuevo bombardero furtivo B-21 Raider, que podrá transportar tanto municiones convencionales como armas de largo alcance. Los ejercicios de guerra estadounidenses han integrado estas capacidades como parte de una estrategia para repeler una invasión anfibia de Taiwán por parte de China. Sin embargo, RAND advierte que este enfoque solo será eficaz si la Fuerza Aérea adquiere un suministro adecuado de estas costosas armas.
Un elemento crítico que señala el informe es el riesgo de una escalada nuclear si Estados Unidos utiliza estos misiles de largo alcance para atacar objetivos en el territorio continental de China. En este escenario, RAND sugiere que los planificadores militares de Estados Unidos deberían seleccionar cuidadosamente los objetivos y proteger los activos de largo alcance, evitando que se conviertan en blancos tentadores para un posible ataque nuclear limitado de China.
Para fortalecer las capacidades de disuasión, el estudio recomienda establecer un Centro de Excelencia en Gestión de Escaladas dentro del Comando de Ataque Global de la Fuerza Aérea, cuya misión sería entrenar tanto al personal subalterno como a los altos mandos en la evaluación y manejo del riesgo de escalada durante tiempos de paz y en situaciones de conflicto. Este centro ayudaría a planificar ejercicios, elegir objetivos y tomar decisiones de adquisición de armas de manera que minimicen los riesgos de una escalada incontrolable.
“El equilibrio entre utilidad operativa, supervivencia de la fuerza y gestión de la escalada será crucial”, advierte el informe. Estados Unidos podría tener que aceptar un ritmo de guerra más lento y operar desde posiciones más alejadas del combate directo para evitar cruzar líneas rojas de escalada.
Este informe de RAND llega en un momento en que la administración Biden explora alternativas para reducir la dependencia de Estados Unidos en su arsenal nuclear, buscando integrar capacidades no nucleares en su estrategia de disuasión. La rápida expansión nuclear de China y la persistente actividad de Corea del Norte complican aún más los cálculos estratégicos en materia de defensa.
En un informe reciente al Congreso, el Pentágono señaló la necesidad de disuadir simultáneamente a China, Rusia y Corea del Norte, en parte mediante el uso de capacidades no nucleares para complementar la misión de disuasión nuclear. China se encuentra a miles de kilómetros del territorio continental estadounidense y a gran distancia de la base aérea Andersen en Guam, fuera del alcance de la mayoría de los cazas. Sin embargo, los bombarderos estratégicos estadounidenses como el B-52, el B-2 y el futuro B-21 Raider pueden lanzar ataques desde esa distancia, lo cual representa una ventaja significativa para Estados Unidos.