Rusia ha empleado misiles norcoreanos en su ofensiva contra Ucrania, y las investigaciones han revelado un hecho alarmante: gran parte de estos proyectiles dependen de tecnología fabricada en Occidente. En Kyiv, expertos han analizado restos de los misiles KN-23, ampliamente utilizados desde principios de 2024, y han identificado que el 75% de sus componentes electrónicos provienen de empresas estadounidenses y europeas.
Entre los 194 misiles balísticos que Rusia ha lanzado contra Ucrania este año, casi un tercio son de origen norcoreano. Estas armas han causado al menos 28 muertes y más de 200 heridos. Aunque las sanciones intentan restringir la exportación de microchips y circuitos avanzados, algunos componentes datan de 2023, lo que evidencia una reciente y activa cadena de distribución.
Los KN-23, analizados en detalle por expertos ucranianos, son misiles balísticos con una precisión considerable gracias a sus sistemas de guiado avanzados. Sin embargo, lo único de origen norcoreano en estas armas es la carcasa metálica, que ha sido calificada como "de baja calidad" por los investigadores. El resto, desde los microchips hasta los sistemas de navegación, depende de tecnología extranjera.
La investigación señala a empresas de Estados Unidos, Alemania, Suiza, Países Bajos y Reino Unido como los fabricantes originales de los componentes electrónicos de los KN-23. Estas piezas llegan a Corea del Norte a través de distribuidores chinos que actúan como intermediarios en esta red. Además, se ha identificado una posible falsificación de algunos componentes, aunque la mayoría parece ser auténtica.
Los misiles ATACMS, diseñados por Lockheed Martin, se distinguen por su precisión y alcance, lo que los convierte en una herramienta esencial en operaciones de largo alcance. Estos sistemas son capaces de atacar objetivos estratégicos como bases militares, depósitos de armas y puntos de control. Con un alcance superior a los 300 kilómetros, los ATACMS representan una ventaja táctica significativa para Ucrania.