Hace poco más de un siglo, en el año 1923, en una pequeña loma situada en la ribera del arroyo Candón , en el interior del término municipal de la localidad onubense de Trigueros, tuvo lugar el que es sin lugar a dudas uno de los descubrimientos más importantes de la historia de la arqueología española. Quizás muchos andaluces no lo sepan, y desconozcan la importancia de este enclave, pero la realidad es que el dolmen de Soto es uno de los monumentos megalíticos más importantes de toda España, tanto por lo que representa a la hora de conocer determinadas etapas de la prehistoria, como por su buen estado de conservación , como por las manifestaciones de arte rupestre que podemos encontrar en su interior. Una de las claves para que el dolmen haya llegado hasta nuestros días en un estado magnífico de conservación es el hecho de estar ubicado en una finca de titularidad privada. Fue precisamente el propietario de estos terrenos, Armando de Soto , el encargado de llevar a cabo su descubrimiento y sus primeras excavaciones. De él tomó el nombre este dolmen, que está datado entre el 3000 y el 2500 a.C. Las autoridades rápidamente intuyeron que estaban ante un hallazgo de dimensiones colosales, por lo que fue declarado Monumento Nacional en el año 1931. En aquellos primeros años, fueron fundamentales las investigaciones que realizaron expertos como el alemán Hugo Obermaier, Georg y Vera Leisner. Sin lugar a dudas, uno de los aspectos más especiales de este monumento es que su descubridor, Armando de Soto, documentó en su interior la existencia del enterramiento de ocho individuos , entre los que había hombres y mujeres adultos, así como un niño. Cuerpos que estaban sentados en cuclillas y apoyados sobre ortostatos. Unos enterramientos que estaban acompañados de un valioso ajuar funerario, cuyos restos sirven para entender muchas de las costumbres de los seres humanos que habitaron la tierra en el tercer milenio antes de Cristo. Un ajuar que estaba compuesto por todo tipo de recipientes cerámicos , entre los que destacaban cuencos, vasos o platos. También se hallaron cuchillos de sílex, hachas de piedra pulida, conchas de peregrino y ofrendas de consumo alimentario. Mención aparte merecen también los numerosos grabados que se encuentran en las paredes del dolmen, y que todos los especialistas han considerado como uno de los más importantes conjuntos simbólicos de la Península Ibérica . Se pueden encontrar tanto simples líneas, como cazoletas, ídolos o figuras antropomorfas. Todo el conjunto está orientado al este, por lo que cada equinoccio se cumple un ritual de culto al sol que es muy habitual en este tipo de construcciones prehistóricas. Así, cuando llega el momento del amanecer, los rayos del sol entran en la galería de forma muy especial, alcanzando la losa de cabecera del monumento. Un monumento que impresiona, además de por su historia y por todos sus elementos simbólicos , también por el hecho de sus grandes dimensiones, ya que tiene más de 20 metros de largo, siendo uno de los más grandes de toda España. En el interior tiene puntos en los que la altura llega a alcanzar los tres metros. Un lugar imprescindible para entrar en contacto con la magia de la historia, que en estos momentos se encuentra cerrado al público desde septiembre de 2024, ya que se están ejecutando una serie de intervenciones de conservación para mantener su brillo. La previsión es que a partir de mediados del mes de diciembre, vuelva a ser visitable. Para más información se puede contactar con la oficina de turismo del Ayuntamiento de Trigueros .