Desde sus primeros años de vida, Esther Nissán mostró interés en temas de salud, influenciada por su deseo de impactar positivamente en la vida de los demás. Aunque inicialmente consideró estudiar medicina, encontró en la Licenciatura en Nutrición y Ciencia de los Alimentos una disciplina emergente que conjugaba su pasión por la química y el trabajo directo con las personas. "La nutrición tiene muchas aristas", comenta. "Es una carrera versátil que abarca desde la clínica hasta la comunidad, y me enamoré de su capacidad para mejorar la salud poblacional".Cómo influyó la Secretaría de SaludLa oportunidad de trabajar en la Secretaría de Salud de la Ciudad de México marcó un antes y un después en su carrera. Como titular del Consejo de Prevención de Sobrepeso, Obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria, Nissán identificó ineficiencias en la implementación de programas gubernamentales. Esta experiencia la motivó a realizar un doctorado en administración pública, en el que profundizó en las razones detrás de los limitados resultados de las políticas de salud."El gobierno implementa estrategias, pero muchas veces los resultados no alcanzan el impacto esperado. Me pregunté: ¿qué está fallando? ¿Cómo podemos mejorar?", señala. Su investigación doctoral se centró en ocho programas de acción específicos, en los que identificó áreas críticas de mejora y desarrolló un modelo de gobernanza que integra a múltiples actores en el diseño y ejecución de políticas públicas.El concepto de gobernanza para la saludEn su libro Gobernanza para la promoción de la salud: hacia una administración pública sostenible, la doctora en administración pública describe la gobernanza como una nueva forma de abordar los problemas públicos, en la que el gobierno ya no actúa de manera unilateral. "La gobernanza implica una participación activa de diversos sectores: el público, el privado, el social, el académico y la comunidad. Solo así podemos garantizar que las políticas públicas sean efectivas y sostenibles", explica.El modelo que propone se inspira en estrategias internacionales como el concepto de "salud en todas las políticas", promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según Nissán, es fundamental que las decisiones gubernamentales consideren su impacto en la salud, desde la educación hasta el urbanismo. Uno de los pilares del libro es la importancia de la prevención frente al gasto en atención médica. "Por cada peso que se invierte en promoción de la salud, se ahorran seis en el tratamiento de enfermedades", afirma, subrayando la necesidad de cambiar el enfoque hacia la promoción y la educación en salud.Para ello, destaca la relevancia de intervenir en espacios cotidianos como escuelas, centros de trabajo y comunidades. "La salud debe promoverse donde la gente vive, estudia y trabaja", dice. En este sentido, aboga por otorgar mayores atribuciones a los municipios, las entidades más cercanas a la población, para desarrollar programas específicos de promoción de la salud.Modelo de educación participativa Esther promueve un modelo de educación participativa, en el que las comunidades se involucren activamente en el aprendizaje y la implementación de hábitos saludables. "Es necesario pasar de la orientación alimentaria a estrategias que generen cambios reales en los comportamientos", asegura.En el libro dedica un capítulo a la mercadotecnia social como herramienta para diseñar campañas efectivas que sensibilicen a la población sobre la importancia de la prevención y el autocuidado. Además, propone un sistema transversal que coordine los esfuerzos del gobierno federal, los estados y los municipios, garantizando una implementación más efectiva y una mayor corresponsabilidad entre los actores involucrados.El consumo de frutas y verdurasDurante la entrevista para MILENIO, Esther Nissán reflexiona sobre el consumo de verduras y frutas en México. Basándose en datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), señala que el consumo de estos alimentos en el país es alarmantemente bajo, alcanzando apenas 60 gramos al día por persona, cuando la recomendación es de 400 gramos. "Las frutas y verduras deben ocupar la mitad del plato en cada comida", subraya, destacando los beneficios de los fitoquímicos y antioxidantes presentes en estos alimentos para el buen funcionamiento del cuerpo.Las barreras culturales y prácticas son las que limitan el consumo de frutas y verduras, como la percepción de su sabor y la dificultad para prepararlas. Por ello, enfatizó que los jugos naturales, sin azúcar añadida pueden ser una solución accesible y práctica. "Es una opción para quienes tienen prisa. Puedes licuar espinaca, zanahoria, piña, apio, agregar avena o proteínas vegetales, y tienes un alimento completo", explicó. Sin embargo, advirtió sobre el consumo excesivo de jugos y la importancia de controlar las porciones, concluyendo que "los jugos son útiles, pero también debemos fomentar el consumo directo de verduras crudas en ensaladas".Este tema se tratará en la próxima edición de MILENIO foros "Lo natural en vaso", que se transmitirá el 28 de noviembre por las redes sociales del grupo.RM