Es bastante inquietante observar las semejanzas que existen entre las tensiones de Hitler con Europa, en los años previos a la II Guerra Mundial, y los acontecimientos que provoca Putin desde que, en 2014, se apoderó de Crimea, acontecimiento que se observó con la misma pasividad con la que Francia e Inglaterra contemplaron cómo Hitler se anexionaba Austria. Hitler reclamó la zona de los Sudetes de Checoeslovaquia, alegando que allí había población alemana y, en septiembre de 2039, recibió el visto bueno de Francia, Inglaterra e Italia, representada por un amigo del nazi: Mussolini. El primer ministro inglés, Chamberlain, se mostró satisfecho del acuerdo y dijo estas palabras que podría firmar el Donald Trump de hoy: «¡Qué horrible, fantástico e...
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