Las potencias militares son naciones que se destacan por su capacidad bélica, influencia estratégica y dominio en el ámbito militar global. Estos países invierten considerablemente en el desarrollo de sus fuerzas armadas, tecnología avanzada y entrenamiento especializado, consolidando su poder geopolítico y capacidad de disuasión.
En este contexto, existen naciones en América Latina que han superado la potencia de sus ejércitos con ayuda de China y Estados Unidos, destacando por encima de otras del mundo, según el ranking de Global FirePower en 2024.
Brasil se posiciona en primer lugar con un índice de potencia 0.1944 según Global FirePower en 2024, este ranking identifica la estabilidad de su poderío militar. En segundo lugar, figura Argentina con 0.3823 y México con 0.4274.
Brasil se posiciona como una de las mayores potencias militares de América Latina y destaca a nivel mundial gracias a una combinación de factores estratégicos, geográficos y de inversión en defensa. Aunque no se equipara con superpotencias como Estados Unidos, China o Rusia, su capacidad militar lo convierte en un actor clave en la región y un referente en términos de seguridad y defensa.
Uno de los principales elementos que respaldan su estatus es su vasta extensión territorial, de más de 8,5 millones de kilómetros cuadrados. Esta gran superficie, combinada con extensas fronteras terrestres y marítimas, demanda una fuerza armada robusta para proteger su soberanía.
Estados Unidos se mantiene como la principal potencia militar del mundo, con un presupuesto de defensa que asciende a 83.000 millones de dólares y la flota aérea más grande, compuesta por 13.209 aeronaves, entre las cuales destacan 1.854 cazas y 896 aviones de ataque. Su ventaja competitiva radica en la tecnología avanzada y su capacidad de proyectar fuerza en cualquier región del planeta.
Sin embargo, a pesar de su liderazgo tecnológico y estratégico, el número de efectivos militares, de 2,1 millones, es inferior al de sus principales competidores. Además, enfrenta desafíos significativos para reclutar nuevas tropas, particularmente entre la Generación Z, lo que podría afectar su capacidad de mantener una fuerza militar robusta a largo plazo.
