La secuela de Gladiator , 24 años después del estreno de la primera –todo un clásico del cine–, era una de las películas más esperadas del año. Más de dos décadas después, Ridley Scott vuelve al Imperio Romano tras contarnos la historia de Máximo Décimo Meridio con Russell Crowe a la cabeza y nos presenta una nueva aventura de gladiadores encabezada por Paul Mescal. Pese a que ha tenido una gran acogida entre el público –no en vano en su primer fin de semana recaudó 5,7 millones de euros y sumó 750.000 espectadores, lo que lo colocó como el segundo mejor estreno del año–, son muchas las voces críticas que han puesto pegas a la secuela. Desde especialistas en cine a historiadores, que ven muchas lagunas y anacronismos en la historia que nos cuenta Scott, ambientada en la antigua Roma. Precisamente sobre la capital del Imperio Romano sabe, y mucho, Pedro Huertas, divulgador de historia, guía de museo y director del proyecto divulgativo 'Roma no se hizo en un día' . El experto ha pasado por los micros de Radio Nacional de España para señalar algunos de los errores que ha detectado en el visionado de la película que, de paso, no le ha gustado mucho. En un análisis que mezcla humor, conocimiento y algo de resignación, Huertas detalla cómo la película dirigida por Ridley Scott combina espectacularidad cinematográfica con ciertas libertades históricas que, para él, resultan difíciles de ignorar. Con su característico sentido del humor, Pedro comenzó su intervención advirtiendo que sus opiniones podrían causar revuelo. Agradeció la invitación al preestreno en Madrid, pero no tardó en señalar que, aunque visualmente atractiva, la película tiene «fumadas tremendas» a nivel histórico. «Es ficción, claro» , dijo, «pero algunas cosas son difíciles de pasar por alto, como si Ridley Scott hubiese decidido coger un láser y ponérselo a los gladiadores». Huertas pone especial énfasis en los anacronismos presentes en Gladiator II. Desde el reinado omitido de Septimio Severo hasta la presencia de cascos tipo Montefortino –propios del siglo II a.C.– en una trama ambientada a finales del siglo II d.C., los deslices históricos abundan. «Es como si en una película de Vietnam salieran tropas napoleónicas», ironizó. Además, cuestionó la fidelidad del director, quien en entrevistas previas había asegurado haber cometido solo un error histórico «intencionado». Entre los momentos más surrealistas que menciona Pedro se encuentra la inclusión de tiburones y rinocerontes en el circo, elementos que —según explica— son poco probables, aunque no imposibles en ciertos contextos de la antigüedad. También criticó el tratamiento de los personajes, como los emperadores Caracalla y Geta , quienes en la película parecen «vampiros de Crepúsculo» pese a llevar más de 15 años en el poder. Por otro lado, elogió actuaciones como la de Denzel Washington, aunque lamentó que otros actores destacados, como Pedro Pascal, hayan tenido papeles menos relevantes. A nivel narrativo, Huertas calificó la película de «plana» y con una excesiva dependencia de referencias a la primera entrega. Frases icónicas como «Lo que hacemos en la vida tiene eco en la eternidad» son reutilizadas «con calzador» , en un intento de conectar emocionalmente con los fans de Gladiator. Sin embargo, este enfoque parece haber resultado más forzado que efectivo. Pedro concluye que, aunque la película puede ser entretenida para el espectador general, quienes buscan un mínimo de rigor histórico podrían sentirse decepcionados. Con un toque irónico , el divulgador adelantó que estará dispuesto a opinar sobre la tercera entrega, si es que Gladiator III llega a producirse. Eso sí, «esperemos que para entonces Ridley Scott no meta dragones», bromeó.