Los bares de la calle Ferraz , el epicentro de las protestas contra el sanchismo, han pasado de ser un mero escenario que convive como puede con manifestantes y antidisturbios a estar en el punto de mira tras la declaración del comisionista Víctor de Aldama. Ante el juez, entre otras cuestiones, aseguró que habría entregado en un bar frente a la sede del PSOE un sobre de 15.000 euros al ahora secretario de Organización socialista, Santos Cerdán. «Lo que dice no es descabellado. Claro que vienen a estos locales, si están justo enfrente. Lo de la entrega de un sobre con dinero ya no lo sé», determina a este periódico Nabila, la que fuera dueña de Baraka's antes de traspasarlo por la «drástica situación de la zona» el pasado agosto. Entre los números 37 y 41 de esta calle localizada a pocos metros del Templo de Debod, se encuentran tres negocios. En el 37 Baraka's y en el 41 El Lagar, regentado por un matrimonio desde hace casi cuatro décadas. Entre estos dos se encuentra Ferraz 39, el más frecuentado por los socialistas en desayunos y comidas. Las reseñas de Google alaban el trato de las camareras y, sobre todo, las tortillas del lugar, que también gustan mucho en la sede del PSOE. Estos forman junto a los trabajadores de las oficinas y policías la principal clientela del bar. Con las declaraciones de Aldama el pasado jueves sobre las supuestas mordidas al número 3 de Ferraz, este local ha pasado a estar en el punto de mira. Sin embargo, no consideran que la mala publicidad les afecte ya que su negocio gira en torno a ofrecer sus servicio a los habituales de este barrio. En cuanto a la supuesta entrega de este sobre a Cerdán, aseguran que desconocen que se haya producido en el interior de su local ni si el comisionista ha llegado a estar alguna vez ahí o en el resto de bares de la zona. Nabila, por su parte, insiste en que la declaración de Aldama podría «terminar de matar a los comerciantes que llevan sufriendo las consecuencias de las protestas desde hace casi 400 días». Este mismo viernes, en la manifestación organizada para reclamar la dimisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, los locales se vieron nuevamente señalados. «A mí ya me llamaron roja de mierda y me pusieron reseñas negativas», denuncia Nabila a este periódico. Desde principios de noviembre de 2023 y motivados por la lucha contra el Gobierno central y su proyecto para la ley de la amnistía, Ferraz se ha transformado en el kilómetro cero de las manifestaciones . De día, la calle es tranquila y el único ápice de protesta se encuentra en el sonido del claxon del vehículo de algún conductor que muestra así su disconformidad con el Ejecutivo y la situación política del país. Las noches, por su parte, son diversas. Hay ocasiones, relatan los dueños de los locales de esta calle, como el pasado jueves o el viernes, que son cientos las personas que se asientan frente a la sede del partido socialista nacional con sus bengalas, banderas, cánticos y discursos; en otras, tan solo se reúnen los habituales –«cincuenta o sesenta»– que acuden religiosamente a mostrar su genuino desprecio por las políticas del Gobierno actual. En ambas situaciones descritas, determina la que fuera dueña de Baraka's y vecina de este barrio, «te cortan la calle a cal y canto», además de todo el despliegue policial. «Lo que está claro es que para esto siempre hay dispositivos», critica. La última protesta más sonada fue la del pasado 10 de noviembre, cuando los antidisturbios cargaron contra los manifestantes que pretendían llegar a la puerta de la sede del PSOE desde Plaza España. Sin embargo, nunca consiguieron llegar a su destino puesto que la propia Delegación de Gobierno marcó la esquina de esta calle con Marqués de Urquijo el límite permitido para impedir que los radicales avanzaran. Al darse cuenta los manifestantes de este vallado de seguridad, la noche comenzó a tensarse, culminando en varias agresiones, quema de contenedores y lanzamiento de botellas y otros objetos contundentes a la Policía. Al menos dos personas fueron detenidas. Esta no ha sido la única vez en la que estas protestas han acabado movilizando a los antidisturbios. La conocida inseguridad de esta zona de Madrid en las horas en las que más se recauda en este tipo de negocios, espanta a la clientela de los bares que no han querido cambiar su modelo y reinventarse para poder sobrevivir –muchos de ellos han decidido comenzar a dar desayunos–. Así, en torno a las 20.00 horas, el interior de Barakas's, El Lagar o Ferraz 39, situados en pleno centro de Madrid, está desértico. Antes de que comenzaran estas protestas, según aseguraron en un reportaje anterior a este periódico, «estaba todo lleno». Nabila nunca sintió mayor alivio que el día que bajó la persiana de su negocio por última vez, relata la que abrió este bar en junio de 2023. Un año y dos meses más tarde, traspasó su negocio a los actuales dueños, que ahora se encuentran sufriendo los mismos problemas que ella en su momento. «Si llego a saber que esto iba a pasar, no pierdo dinero abriendo este negocio», apunta. Fue justo el momento en que el bar de esta empresaria «comenzaba a volar» cuando arrancaron las protestas. Desde ahí ya no hubo descanso», recuerda la mujer. «Tienes que despedir a mucha gente, te ves impotente porque no te dan una solución, no puedes mandar a los empleados un ERTE. Tienes que seguir pagando impuestos mientras se echan los balones unos a otros y los que se fastidian siempre son los autónomos y las empresas», lamenta.