Mi hija me pidió por correo electrónico que le comprase un boleto aéreo para viajar a una isla caribeña con su novio. Como soy torpe, traté de adquirirlo, pero me confundí de isla caribeña y no encontré el vuelo que ella me había sugerido. Debido a ese malentendido, le sugerí que comprase ella misma el pasaje y le prometí que le enviaría el dinero sin demora. En efecto, ella compró el billete y tuvo la cortesía de hacerlo en clase turista y no en ejecutiva. Quedé, por tanto, debiéndole un dinero. Mi hija también me envió un correo electrónico informándome de que había comprado un boleto para ir a visitar a su madre por las fiestas de fin de año,...
Ver Más