La invasión rusa está a punto de cumplir su tercer aniversario este invierno, y tanto el país invadido como el agresor esperan que las cosas cambien a su favor pronto. La situación de Ucrania parece difícil a primera vista. Si bien es poco probable que los ataques de Rusia contra su sistema energético quiebren su determinación de resistir, podrían perderse muchas vidas y la producción nacional también podría verse gravemente afectada, lo que socavaría la economía y su capacidad para defenderse.
Aunque sigue avanzando con relativa lentitud, Rusia ha ido ganando terreno al ritmo más rápido desde la primavera de 2022, apoyándose en la superioridad numérica, el desprecio por la vida de los soldados y el uso de miles de bombas aéreas guiadas.
Ucrania se esfuerza por aumentar la calidad del entrenamiento y su mando militar, pero la falta de buenas noticias desde el frente y la lenta asistencia de aliados clave, como Estados Unidos, han dificultado la movilización de nuevos reclutas. Por último, la victoria de Donald Trump hace temer que el país se vea obligado a aceptar una tregua inconclusa, que lo deje fuera de la OTAN, parcialmente ocupado y sin medios para protegerse, a merced de Rusia.
“Deseo que la guerra termine pronto y que nuestra gente deje de morir. Pero también deseo que prevalezca la justicia y que nos devuelvan nuestra tierra”, cuenta Anastasia, una vecina de Odesa de 29 años.
Espera que Trump y otros políticos encuentren una solución que “detenga y castigue el mal desatado por Rusia”.
Lo mejor que pueden hacer los ucranianos en esta situación es seguir resistiendo con la misma determinación, cree Maryana, voluntaria civil de Cocina de Voluntarios de Lviv, una asociación que envía al frente comidas preparadas y equipamiento.
“Si nos rendimos, ninguna cantidad de armas de nuestros aliados significará nada”, subraya.
Los voluntarios son plenamente conscientes de la difícil situación que se vive en el frente. Algunos de los paquetes que envían no llegan a ser recogidos por los destinatarios previstos, que mueren o resultan heridos. Sin embargo, son los soldados los que instan a los civiles a mantenerse fuertes.
“Escriben desde el frente: ¿qué diferencia hay si Trump u otro está en el poder? Es nuestra tierra y tenemos que protegerla pase lo que pase contra el enemigo”, explica Maryana.
El sacrificio hecho por miles de ucranianos hace que sea inmoral considerar cualquier concesión territorial a Rusia, según la voluntaria.
“Con tanta sangre derramada por nuestros soldados, no podemos simplemente renunciar a nuestra tierra y a nuestra gente que vive allí”, subraya.
“Hay tantos de nuestros seres queridos allí. Tenemos que ser fuertes por ellos y creer en nuestra victoria”, añade Natalia, otra voluntaria, mientras cocina una gran caldera de arroz para los soldados.
Si bien Ucrania necesita más apoyo de sus aliados del que recibe actualmente, la idea de que los recursos financieros o humanos de Rusia son ilimitados es sólo fruto de su propia propaganda, relata a LA RAZÓN Oleksi Melnik, un experto militar del centro de estudios Razumkov, con sede en Kyiv.
Aunque incompletas y no siempre bien aplicadas, las sanciones internacionales están pasando factura a la economía rusa, cuyo crecimiento se reducirá tres veces el año que viene en medio de los crecientes riesgos de inflación y déficit de mano de obra.
“Rusia tiene serios problemas para encontrar soldados. Su liderazgo político no está dispuesto a recurrir a la movilización obligatoria, pero sus estímulos financieros o engaños para nuevos reclutas están llegando a su fin. La llegada de los soldados norcoreanos lo demuestra claramente”, subraya.
Rusia necesita más tropas, especialmente ahora, para compensar el hecho de que poco a poco se está quedando sin sus existencias de tanques de la era soviética y otras armas pesadas, señalan los expertos militares.
Ucrania también espera que su continua presencia en la región rusa de Kursk y su creciente capacidad para atacar objetivos en territorio ruso, tanto con sus propias armas como con misiles occidentales, hagan que más rusos cuestionen las acciones de su liderazgo político.
Aunque gran parte de la población rusa tiene fuertes sentimientos antioccidentales y antiucranianos, muchos están de acuerdo con la invasión siempre y cuando no afecte demasiado su vida. Esto puede cambiar cuando vean que Vladimir Putin no logra protegerlos.
La llegada de Trump tampoco es una sentencia para las esperanzas de Ucrania, aseguran en Ucrania.
El gobierno seguirá trabajando con la Administración estadounidense, declaró a LA RAZÓN Oleksandr Merezhko, jefe de la Comisión de Asuntos Exteriores del parlamento ucraniano.
“Trump hará todo lo que crea conveniente para los intereses de Estados Unidos y Ucrania tendrá que convencerle de que la pertenencia a la OTAN es necesaria para nuestra seguridad y supervivencia”, subrayó Merezhko.
La elección de Mike Waltz y Marco Rubio, que ven a Rusia como una clara amenaza, como sus principales ministros también da esperanzas de que Trump actúe para lograr la “paz por la fuerza”, comparte.
Utilizando esta frase a menudo en sus comunicaciones, Kyiv busca convencer a Trump de que aumentar drásticamente su apoyo a Ucrania para derrotar los planes de Putin sería el mejor camino hacia la paz. Espera que Trump no esté dispuesto a ser visto como débil, a pesar de sus frecuentes elogios al jefe del Kremlin.
Sin embargo, muchos están preparados para que la guerra no termine rápidamente.
“A todos los ucranianos les gustaría que la guerra terminara mañana. Pero somos conscientes de que eso no sucederá a menos que Putin sea derrotado rotundamente. Y eso llevará tiempo”, dice Petro, un ingeniero y un voluntario civil de Leópolis.
El aparato estatal ucraniano tendría que ser más eficiente y transparente y muchos ucranianos también tendrían que hacer más. “O estás en el ejército o haces todo por el ejército”, insiste.
Aún así, apunta que la guerra es un problema global. Está seguro que si todos los ucranianos y sus socios, al menos en Europa, actuarán juntos, habrían derrotado a Putin.
“Espero que nadie más en el mundo nunca más experimente lo que estamos viviendo nosotros”, dice mientras tanto Nadia, jubilada y también voluntaria. Mantiene su fe en la victoria y expresa su gratitud a todos aquellos que no han abandonado a Ucrania y a su gente.
“Que el mundo nos ayude a detener este mal. Pedimos ayuda al Señor y a todas aquellas personas que tienen razón y corazón”, subrayó.