El presidente ruso, Vladímir Putin, amenaza a Europa con una nueva carrera armamentista al anunciar la producción en serie de una nueva generación de misiles hipersónicos capaces de alcanzar en cuestión de minutos las principales capitales europeas.
«Como ustedes saben, nadie en el mundo tiene por ahora dicho armamento. Sí, tarde o temprano también lo tendrán otras potencias (…), pero eso será ya mañana o dentro de un año o dos. Y nosotros ya tenemos ahora ese sistema y eso es lo importante», afirmó Putin al reunirse el viernes con representantes del Ministerio de Defensa y de la industria militar y espacial rusa.
Al atacar Ucrania esta semana con el misil hipersónico Oréshnik, que describió como «garante de la integridad territorial y de la soberanía de Rusia», Putin no cambió de mensaje, pero sí de destinatario.
Ucrania sigue siendo el teatro de operaciones, pero la advertencia de que dicho armamento ya está listo iba dirigida a Estados Unidos y, especialmente, a lo que el Kremlin llama sus satélites europeos, por permitir a Kiev el empleo de misiles de largo alcance contra territorio ruso.
En respuesta a la afirmación estadounidense de que el nuevo misil ruso es meramente experimental, Putin aprobó la producción en serie del Oréshnik (Avellano), cuya velocidad (2,5-3 kilómetros por segundo) lo convierte en indetectable para las baterías antimisiles enemigas.
«De hecho, (la producción en serie) ya está prácticamente organizada», dijo y destacó que «los resultados de su empleo contra las instalaciones del enemigo serán comparables por su efecto, por su potencia, con el armamento estratégico».
Putin resaltó que, aunque el Oréshnik no es un arma de destrucción masiva, ya que es mucho más precisa, será asignada a las Fuerzas Estratégicas en gran medida por tener un alcance de varios miles de kilómetros.
Al mismo tiempo, adelantó que Moscú proseguirá los ensayos de dicho misil «incluido en condiciones de combate», en alusión a la campaña militar en Ucrania, que cumplió esta semana 1.000 días.
«Todo dependiendo de la situación y la naturaleza de las amenazas a la seguridad que le crean a Rusia», afirmó.
Si para buen entendedor pocas palabras no bastan, el comandante de las fuerzas estratégicas rusas, Serguéi Karakáev, lanzó una abierta amenaza a los países europeos.
«En virtud de las misiones previstas y del alcance de dicho armamento, puede golpear objetivos en toda Europa (…) Como usted ha dicho, el empleo masivo de dicho tipo de armamento es comparable con el uso de armas nucleares», dijo.
La televisión rusa ya comenzó a especular con los pocos minutos que el Oréshkin tardaría en golpear Londres, París y Berlín, aunque Alemania no autorizó el empleo de sus sistemas Taurus contra territorio ruso.
Los altos mandos garantizaron a Putin que tanto la industria militar como la agencia espacial, Roscosmos, tienen suficientes reservas para poner en marcha la producción «en un plazo muy breve» y suministrar dicho armamento al ejército en el marco de la operación militar especial.
Putin ya había advertido en mayo a Europa, especialmente a los «países pequeños», que «deben ser conscientes de con qué están jugando. Deben recordar que, por regla general, se trata de Estados con territorios pequeños, pero densamente poblados».
A su vez, el jefe del Kremlin anunció que otros sistemas hipersónicos, que él describe como las armas del futuro, están en la lista de espera para ser ensayados, tras lo que también aprobará su producción en serie.
«Es decir, estamos organizando toda una línea (de producción) de sistemas de corto y medio alcance», dijo y añadió que la situación político-militar mundial está definida, en gran medida, «por la competencia en nuevas tecnologías, sistemas de armamento y desarrollo económico».
Hace unos meses Putin ya había subrayado la necesidad de reanudar la fabricación de ese armamento en respuesta a los pasos dados por Estados Unidos tras abandonar unilateralmente y con pretextos fabricados en 2019 el tratado INF de eliminación de misiles de corto y medio alcance.
Precisamente, el jueves, al anunciar en un mensaje a la nación el lanzamiento del Oréshnik, acusó a Washington de proceder a desarrollar esos misiles y ensayar su futuro despliegue en Europa y la región de Asia-Pacífico.
Putin tachó de «error» la renuncia estadounidense al INF y adelantó que ahora Rusia se planteará seriamente si despliega dichos misiles en territorio europeo.
Esta misma semana promulgó la nueva doctrina nuclear rusa que permite respuestas con armamento atómico a ataques convencionales y la Duma o cámara de diputados aprobó un aumento de casi el 25 % del gasto en defensa para el próximo año, con lo que supondrá más del 6 % del productor interior bruto.
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