‘Los niños perdidos ‘, el documental que relata la historia de supervivencia de cuatro hermanos en la selva de Colombia, es una de las producciones más vistas de Netflix al colocarse en el top 10 global de la plataforma en Latinoamérica. Y no es para menos.
Se trata de uno de los sucesos más impactantes de los últimos años. Los hermanitos Mucutuy, de trece, nueve y cuatro años de edad y una bebé de once meses, no sólo sobrevivieron a un accidente de avioneta, sino también a la espesa e imponente selva de la amazonía colombiana.
Lesly Jacobo Bonbaire Mucutuy (13 años), Solecni Ranoque Mucutuy (9 años), Tien Noriel Ronoque Mucutuy (4 años) y Cristian Neryman Ranoque Mucutuy (11 meses) vagaron durante 40 días, rodeados de los peligros de la naturaleza, hasta que finalmente fueron rescatados. Pero ¿cómo fue que sobrevivieron a estas condiciones?
A partir de material de archivo de medios de comunicación, testimonios de rescatistas voluntarios y del Comando de las Fuerzas Militares de Colombia, el documental de Netflix reconstruye los hechos ocurridos entre mayo y junio de 2023.
Contra todo pronóstico, los cuatro menores fueron hallados con vida más de un mes después del trágico accidente aéreo que le arrebató la vida a su madre, Magdalena Mucutuy Valencia, y a dos personas más: el piloto Hernando Murcia y el líder indígena Herman Mendoza.
Madre e hijos habían partido desde la región selvática de Araracuara rumbo al municipio de San José del Guaviare, donde se reunirían con su padre, cuando la avioneta en la viajaban reportó fallas en el motor y se estrelló en medio de la selva, cerca del Río Apaporis.
Una zona que, de acuerdo con el documental de Netflix, tiene fuerte presencia de disidencias de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), por lo que la búsqueda de los infantes tuvo que mantenerse “silenciosa” en un principio.
Debido a la inmensidad de la selva y al difícil acceso, pasaron 15 días para que un grupo indígena, de la etnia Huitoto (al que pertenecen los niños), pudiera dar con la ubicación de la avioneta; sin embargo, a bordo no había rastro de ninguno de los pequeños. Fue así que comenzó una intensa lucha por encontrarlos.
“Era como buscar una aguja en un pajar”, comentó uno de los comandantes a cargo de la búsqueda.
Después de localizar la aeronave, el Ejército y los grupos de búsqueda encontraron rastros que daban esperanza: una maleta revuelta, un biberón vacío, fruta mordida e incluso un refugio, lo que indicaba que los menores seguían vivos. Y es que, por fortuna, la selva no era un lugar desconocido para ellos.
Lesly, la mayor, cuenta en un relato desgarrador cómo fue que pudieron sobrevivir tantos días y sus esfuerzos por mantener vivos a sus tres hermanos menores.
“Cuando desperté había mucha sangre (...) Escuchaba a mis hermanitos llorar”, comienza el testimonio de Lesly, quien narra que después de un rato dejó de escuchar los ruidos que hacía su madre. Sabía que debía alejarse de la avioneta si querían vivir, por lo que decidió avanzar, aunque debía hacerlo “de rodillas” pues no podía caminar debido a una herida en su pierna.
Cuenta que, gracias al conocimiento que le heredó su madre, durante todo ese tiempo se alimentaron de frutas y plantas que sabía que eran comestibles. Las habilidades de Lesly también le permitieron armar un caña de pescar, con la cual lograron comer algunos peces, aunque crudos: “Sabían horrible”, recordó.
Otro de los fragmentos más duros del relato es cuando Lesly admite que hubo un momento en que pensó en abandonar a sus hermanos.
“Me fui, pero a los 20 minutos me arrepentí y supe que tenía que volver. Sabía que tenía que protegerlos. Cristin y Tien casi se mueren”.
Mientras Lesly y sus hermanos luchaban por sobrevivir, el Ejército y las etnias indígenas, históricamente en pugna, unieron fuerzas para hallar a los pequeños. Muchos de ellos enfermaron en la búsqueda y tuvieron que marcharse, pero otros continuaron sin perder la esperanza de encontrarlos con vida.
Dentro del documental, dirigido por el ganador del Oscar Orlando von Einsiedelm, también se mezcla el misticismo y la sabiduría indígena, los cuales contribuyeron enormemente al rescate de los menores. Con rituales y su vasto conocimiento de la selva, los voluntarios finalmente lograron hallar a los cuatro hermanos.
Rufino, uno de ellos, explica que tuvieron que pensar como niños para extender la búsqueda y agregó que más que perdidos, “los niños estaban en su entorno, bajo el cuidado de la selva y la sabiduría de años de poblaciones indígenas en contacto con la naturaleza”.
Finalmente, cuando todo parecía perdido y las tropas y voluntarios comenzaban a retirarse, el llanto de un bebé los alertó. Los habían encontrado.
Al final del documental de Netflix, se informa que los cuatro hermanos actualmente permanecen bajo custodia el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), donde fueron tratados médica y psicológicamente después de la traumática experiencia.
El mismo instituto comunicó en el aniversario del rescate que los hermanos disfrutaban “de la vida que deben tener los niños y las niñas a esa edad”.
Su padre y padrastro, Manuel Ranoque, fue denunciado por abuso y está a la espera de ser juzgado.
