A pesar de que las últimas semanas de la familia Pantoja en el foco mediático se esperaba que tuviesen a Anabel Pantoja como protagonista al encontrarse en la recta final de su embarazo, las inesperadas revelaciones de la hija de la tonadillera han arrebatado la atención a cualquier novedad del resto de la familia . El miércoles pasado, la portada de la revista 'Lecturas' venía con sorpresa. Isa Pantoja anunciaba que está embarazada de su primer hijo en común con su marido Asraf en pleno proceso de liberación y sanación personal a través del recuerdo de duros episodios que vivió en el pasado. Isa volvía a sentarse en el plató de '¡De Viernes!' con el objetivo claro de romper definitivamente el vínculo que le unía a su madre y contar los feos a los que ha tenido que hacer frente recientemente con eventos importantes de su vida en los que la cantante no ha estado presente. «Me adoptó y como quien abandona a un perro», reconoció definiendo la actitud que pasó a tener con ella la tonadillera cuando perdió el cariño hacia su hija, un sentimiento que se remonta a momentos de su infancia y adolescencia en los que el marcado carácter de la artista la convirtieron en algo distinto a una figura maternal. En esa intervención, la joven relató también la vejación a la que fue sometida por parte de su hermano Kiko Rivera , quien obligó a Isa a ir al médico para que comprobara si había perdido o no la virginidad. Sin embargo, otra dura vivencia quedaba por salir a la luz. «No puedo hablar de eso. No me lo merecía. Son recuerdos muy duros que pasan por mi cabeza. Prefiero pensar que es la adopción a creer que nunca me han querido», decía ante la afirmación de los colaboradores de la existencia de una humillación mayor con una manguera en el exterior. Sin dar más detalles, con los días se sumó a este testimonio el de Dulce asegurando que entonces Isabel Pantoja le había cortado a su hija el pelo con las mismas tijeras que intentó clavarle a ella cuando trató de frenar el ataque. Ahora, Isa Pantoja volvió a sentarse anoche en el mismo programa y ya no se guardó nada, completando un relato estremecedor con el que no pudo evitar romperse. Tal y como ha revelado Isa, Dulce estaba en lo cierto respecto a lo que pasó en aquella tarde de diciembre cuando ella tenía 16 años. La joven vivía en Cantora sus primeras relaciones en un ambiente familiar cerrado a su libertad y a la sinceridad. En su madre nunca encontró a una confidente a la que poder contarle las cosas y lo intentó con su hermano, quien en un principio sí le dejó encontrarse con su ilusión en casa pero pronto cambió de parecer acerca de si tenía o no edad para tener novio. Así, la familia le obligó a cortar su relación y a devolver el móvil que poseía. Pero cuando volvieron a verse y se hizo con otro dispositivo, la ira de Isabel Pantoja estalló por los aires. «Yo recuerdo estar en el salón y que ella vino a mí, insultándome y diciéndome de todo en el salón», comenzó a recordar Isa que el enfado fue más por que tuviese un teléfono que por que tuviese pareja. Su madre le pidió el móvil y ella se negó, provocando que ante la indiferencia a su insistencia la sacudiese con fuerza y la apuntase con las tijeras de cocina que pidió que le trajeran para cortarle el pelo, con la intención de impedir que esa tarde saliese de casa. Tras un forcejeo, la tonadillera trasquiló el pelo de su hija y le lanzó una dura advertencia que rompe en lágrimas a Isa al recordarlo. «Cuando me cortó el pelo me dijo: 'Te voy a devolver a Perú' y me fui corriendo a mi habitación», relató. Encerrada en el baño, su madre llamó a su hijo para que viniese a Cantora para sacar a su hermana del cuarto con el pensamiento de que estaba intentando quitarse la vida. «Yo lo que digo en el momento en el que estaba en el baño es que me quería morir y que quería salir de allí. No quería intentar suicidarme en ningún momento. Pero cuando abrí la puerta recibí una bofetada», revela una agresión por parte de su hermano. Después tuvo lugar el episodio del jardín, en el que Kiko obligó a Isa a desvestirse para regarla en búsqueda de la confesión acerca de dónde escondía el móvil. «Si no puedes verlo, vete», advirtió él a su madre que salió de la escena del jardín. Arrodillada y pidiendo auxilio, fue su tío Agustín quien paró la humillación y tapó a su sobrina con una toalla. Luego nadie volvió a hablar del suceso por el que todavía Isa siente que debe pedir perdón. «Les quiero pedir perdón por no haber cumplido expectativas como hermano y como hija. Pero para mí hacer esto, y pedir perdón y poder contar todo lo que he vivido en mis carnes, lo que he sentido, es más importante que el hecho de que me crean o no. Estoy tranquila porque he contado lo que realmente es, lo que he vivido», terminó de expresar lo que necesitaba decir.
