Ya hace una década que el biomatemático Steve Horvath, genetista humano y bioestadístico en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), descubrió una forma sorprendentemente precisa de medir el envejecimiento humano a través de firmas epigenéticas. Se la definió como un "reloj biológico celular", que impresionó a la comunidad científica por su precisión.
Estos "relojes epigenéticos" son una herramienta que sirve para calcular el deterioro del organismo con el paso del tiempo y determinar si una persona tiene un riesgo mayor de sufrir enfermedades y mortalidad. La epigenética se refiere a las modificaciones químicas que acumula el ADN de las células a lo largo de la vida, y se sabe que estas alteraciones varían con la edad, y son de hecho un indicador de envejecimiento.
Aunque aún no se entiende bien la biología que sustenta esos relojes, investigadores y médicos aceptan que sirven para medir procesos biológicos críticos. Sin embargo, como los relojes reales, estas herramientas genéticas se van desajustando con el paso del tiempo.
Esto es lo que ha demostrado un equipo de investigadores españoles del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), liderado por Miguel Quintela y Leonardo Garma, cuando trabajaban en el proyecto Gemelas Digitales para crear modelos virtuales de pacientes de cáncer (modelos que en el futuro ayudarán, se espera, a aplicar el mejor tratamiento para cada paciente). El equipo consideró que sería interesante incluir en el modelo la edad epigenética de las pacientes, y recurrieron para ellos a los relojes epigenéticos habituales.
Los resultados, publicado en la revista Genome Medicine, han mostrado que existen imprecisiones relevantes en los relojes epigenéticos más utilizados, que causaban desviaciones de 3 años de media en los resultados, y hasta de 25 años en algunos casos. Según han explicado, la causa está en el uso de "tecnologías desacompasadas" es decir, que no están al mismo nivel de desarrollo.
Para solventarlo, los científicos han desarrollado un nuevo modelo que ofrece medidas más precisas. La razón es que sí se adapta a la última versión disponible de chips de ADN, y han comprobado que la variación que obtienen entre mediciones de un solo sujeto o de sujetos distintos es de menos de un año, por lo que es "robusto y preciso”, han señalado.
En el cáncer, una edad epigenética acelerada -mayor que la cronológica- se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama y de colon, han observado los investigadores, y han precisado también que se ha comprobado que el tejido mamario de pacientes con tumores de mama sufre envejecimiento epigenético, mayor cuanto más intenso haya sido su tratamiento.
Esto es importante porque "se ha hablado de que estos modelos pueden estar reflejando estados patológicos, pero aquí vemos que esto es bastante cuestionable: si queremos utilizarlos para evaluar las diferencias entre, por ejemplo, un sujeto enfermo y uno con cáncer, debemos tener en cuenta ese 'ruido técnico' que puede causar la disparidad de edades en los resultados", indica el primer autor del artículo.
"En una persona puede no tener relevancia que la edad biológica sea de 3 años más. Pero en poblaciones, sí. Si, por ejemplo, la edad epigenética de un grupo de fumadores es de 3 años más que la de población no fumadora, ese dato puede ser relevante para sacar conclusiones sobre la influencia del tabaco en la salud”, añade.