Clara González es una de las muchas personas afectadas por la DANA que padece una enfermedad crónica y que depende del servicio de entrega a domicilio de Cruz Roja para poder suministrarse la medicación: "Son como unos ángeles de la guarda"
Cruz Roja ha realizado más de 216.000 asistencias y alojado cerca de 4.000 personas personas afectadas por la DANA
La brutal riada que asoló la provincia de Valencia el pasado 29 de octubre con un balance hasta ahora de 220 fallecidos ha dejado multitud de afectados de diversa consideración con necesidades de todo tipo. Quizás uno de los más vulnerables es el de los enfermos crónicos, vecinos y vecinas que por su situación no pueden salir de casa o a pesar de poder hacerlo, no pueden desplazarse a sus hospitales de referencia para obtener una medicación que no pueden obtener en las farmacias, bien porque estas han quedado arrasadas o bien porque solo se dispensan en sus centros sanitarios.
Para atender a este problema, un equipo de Cruz Roja parte cada día desde las 15.00 horas a las zonas más afectadas para repartir esta medicación a las personas que padecen esta situación. elDiario.es ha acompañado a uno de estos equipos para comprobar la importancia de su trabajo.
Según explica Ángel García, técnico de la unidad de emergencias de la entidad, el pasado día 3 de noviembre se firmó un acuerdo con la Conselleria de Sanidad y el Colegio de Farmacéuticos de Valencia, para facilitar los medicamentos a domicilio a los enfermos crónicos, para lo que se habilitó un número de teléfono (965 918 658): “Nos llaman los afectados para que se los llevemos, pero también los hospitales nos han llamado para decirnos la medicación que teníamos que llevar a determinados pacientes, ya que hay que mantener la cadena de frío de algunos medicamentos. Hemos recibido unas 400 llamadas y 190 solicitudes de las que nosotros nos encargamos de entre 90 ó 100”.
Sobre las patologías de las personas que reciben este servicio de atención domiciliaria, García explica que suele tratarse de “personas mayores, pacientes oncológicos, personas con un alto grado de dependencia y que no pueden salir o que no pueden moverse por sus propios medios para buscar sus medicamentos”.
En cuanto a la forma de organizarse, explica que “todos los días a esta hora se recibe el listado de pacientes con sus direcciones y las medicinas que hay que llevarles, se hacen rutas y salen dos, tres o cuatro equipos, hay días que hemos hecho entre 20 y 25 entregas diarias, ahora un poco menos a medida que la situación se va normalizando”.
En esta ocasión, la ruta parte de Paiporta e incluye los municipios de Benetússer, Catarroja y Albal. Por el camino se observa a los militares, bomberos, agentes de policía, camiones cuba que desatascan alcantarillado y numerosos voluntarios aún limpiando barro, sobre todo en bajos y garajes, de los que siguen sacando coches. Se nota que ha habido avances, pero esto no ha hecho más que comenzar, queda muchísimo camino por recorrer.
Los voluntarios y técnicos de cruz roja realizan su primera parada en Benetússer, en medio de un paisaje apocalíptico, aún con coches reventados y llenos de barro por las calles, ataviados con mascarilla para protegerse del polvo que generan el viento y la sequedad del barro en las calles. M. R. vive con su pareja, quien depende de un andador para moverse, en un cuarto piso: “No puede bajar a la calle porque tiene una neuropatía periférica sensitiva y motora, por lo que no tiene fuerza en la pierna derecha y sin el ascensor no puede salir de casa. Yo puedo bajar para comprar lo básico, pero esta medicación no la podemos conseguir por aquí si no nos la traen. Le operaron de la próstata el 12 de octubre y tuvo un problema con un medicamento que seguramente le ha producido esto y estamos intentando arreglarlo. De momento lleva medicación para la diabetes tipo dos y para hipertensión arterial. Si no fuera por Cruz Roja lo iba a tener muy difícil porque no todas las farmacias están activas”.
La siguiente parada es un primer piso de Catarroja. Allí Clara González, de 55 años, aguarda una medicación vital para luchar contra su esclerosis múltiple. Según explica, “se trata de una medicación especial en forma de inyecciones que se debe mantener en frío”. Sobre la necesidad del servicio a domicilio de Cruz Roja Comenta que “por aquí cerca solo hay una farmacia que ha reabierto para medicación convencional, pero la que necesito que es especial ya dependo del hospital Doctor Peset”.
Si no fuera por los voluntarios y técnicos de la organización no podría conseguirla: “Me he quedado sin coche tanto yo como mi familia, la combinación con el hospital ahora es mínima y yo con la esclerosis tampoco puedo andar mucho, lo mínimo. Para mí las personas que me traen las medicinas como un ángel de la guarda porque con lo mal que lo estamos pasando, y más los enfermos crónicos que no podemos salir casa, es fenomenal porque lo estamos pasando muy mal, esto es una catástrofe en todos los sentidos”.
Desde el 29 de octubre Cruz Roja ha movilizado 200 equipos con 6.934 personas y se han realizado 248.330 asistencias, se han repartido 135.787 manutenciones, 37.459 kits de higiene, se ha dado alojamiento en albergues a 4.293 personas, se han distribuido 4.327 mantas, se ha dado asistencia psicosocial a 2.601 personas (119 menores) y se han realizado 959 entregas de medicación.