En el minuto 85 del emocionante duelo entre
Guanacasteca y
Puntarenas, con el marcador apretado 1-1, el partido vivió un inesperado giro... ¡salvaje! Una pequeña zarigüeya decidió que el césped del estadio era su nueva cancha, irrumpiendo en el terreno y generando risas y desconcierto entre jugadores y aficionados.
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