El magistrado Jorge Salas Arenas se despidió ayer de la presidencia del Jurado Nacional de Elecciones, luego de 4 años de intensa labor en defensa de los valores democráticos y de respeto a la voluntad popular.
Ha sido una gestión impecable, atacada desde el bloque autoritario por gestos relevantes del máximo del máximo organismo electoral en la elección presidencial del 2021 y la acción posterior de quienes propugnaban un falso fraude, precisamente para imponer una opción política que no había logrado ganar limpiamente en las urnas.
Bajo su presidencia se pudo llegar a 28 de julio de ese año y realizar una transferencia democrática del poder, pese a las presiones para impedirlo. Todas las misiones de observación internacional dieron fe de la transparencia del proceso y negaron cualquier tipo de alteración de la voluntad popular.
Salas Arenas ha sido luego víctima de las agresiones de grupos violentistas que lo agraviaron en su lugar de trabajo y en su domicilio. Han tenido que darse medidas cautelares de protección solicitadas por la justicia internacional para evitar daños a su familia y a su entorno personal.
No obstante, el clima adverso continuó desde el Congreso que hasta el momento alienta una denuncia constitucional en su contra. Salas Arenas ha mantenido adicionalmente una férrea defensa de su autonomía e independencia, pese a la incesante labor de zapa de organizaciones políticas nucleadas alrededor del pacto corrupto que nos gobierna, que buscaron la forma de atar al organismo electoral al poder político, para sojuzgarlo y ponerlo al servicio de sus ambiciones particulares.
Queda ahora al frente del JNE un nuevo representante de la Corte Suprema, el magistrado Roberto Burneo, quien juramentó ayer, en un contexto particularmente peligroso. Hay una reforma electoral en marcha impulsada por el mismo grupo autoritario, que busca modificar la forma de la elección y el periodo de vigencia. Ya logró la primera votación en esta legislatura y deberá obtener más de 87 votos en la próxima legislatura del 2025. Esta medida forma parte de un paquete de reformas que va en pos de la captura total del sistema electoral y del de Justicia, para obtener lo que con las reglas de juego existentes, no ha podido.
