Desde pasar página hasta -lo más probable- romper el libro entero. «Todos los escenarios» seguían ayer abiertos e n torno a la crisis que se vive en el seno del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Burgos a escasas horas de que hoy se vote el Presupuesto municipal. Lo esperable, según insistió ayer su portavoz, es que Vox tumbe las Cuentas y se termine el pacto que mantiene con el PP. El también de momento vicealcade, Fernando Martínez-Acitores, al igual que reconoció poco después la alcaldesa, Cristina Ayala, desveló que por la mañana se habían retomado «unas conversaciones» que podrían cambiar el rumbo de los acontecimientos, aunque a última hora de la tarde las esperanzas eran escasas. Para dar más emoción a una situación que se remonta a hace ya una semana, alegó una rotura del móvil para admitir que los contactos no habían podido ser todo lo fluidos que esperaban. En todo caso, la formación de derecha radical mantenía a mediodía su idea de rechazar las Cuentas «si no cambian las cosas». Sí negó que desde Bambú -sede nacional de Vox- haya recibido cualquier tipo de directriz sobre cómo actuar: «Tengo total autonomía, pero debo tener en cuenta a mi partido, obviamente y, sobre todo, a mis votantes», explicó al respecto de un conflicto que arrancó después de que los populares aceptaran la exigencia de Vox de suspender las ayudas a las ONG que atienden a inmigrantes para luego recular tras la masiva manifestación del pasado miércoles. Mientras, Ayala incidía en que estaban «intentando» que el acuerdo con su socio «siga adelante» en favor de la «estabilidad» de la ciudad, aunque su gobierno en minoría está más cerca.