Toda comunidad humana teme, en grados diversos, al disenso y a la corrupción. Aspira a la unanimidad y rechaza lo que amenaza con disolver sus lazos o pervertir sus costumbres. Teme al extranjero, pero también teme a quien viola en su seno los códigos morales. Y para evitar que esto ocurra inventa esos miedos irracionales que llamamos tabúes, cuya misión es unificar los comportamientos grupales e imponerlos sobre el individuo. Quien los cumple es de los nuestros; quien los transgrede, cuestiona el orden e invoca la entropía. Por eso merece el peor de los castigos, que es convertirse en paria, en una amenaza interna o en algo que también podríamos llamar un 'bad hombre'. Aunque parece que estuviera evocando los...
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