Una mayoría cualificada determinó a última hora de la tarde de este jueves la culpabilidad de Diego Rodríguez, el hombre acusado de intentar matar a su primo y de acabar con la vida de su novia en febrero de 2021 en la parroquia orensana de Velle. Los componentes del tribunal ciudadano, compuesto por cinco hombres y cuatro mujeres, presentaron su decisión después de tres días de juicio en el que se expusieron los hechos y las pruebas que obraban en contra del único encausado, un joven con una patología mental para el que su defensa pide la eximente completa —o al menos incompleta— y su ingreso «en un centro especializado en el que pueda ser tratado». A espera de la sentencia que tendrá que valorar el magistrado presidente de este tribunal, el relato de aquella noche quedó claro para los jurados, que no vieron visos de inocencia en el comportamiento del acusado. Según su veredicto, el joven se dirigió de madrugada a la casa de su familiar, situada en la misma calle que su propio domicilio tras haber cogido un cuchillo en su vivienda y decirle a su madre, con la que residía, que se iba a «matar a unos conejos» . A la puerta de la casa de su primo comenzó a gritar «abre, abre», y cuando éste lo hizo se abalanzó sobre él y empezó a clavarle el cuchillo repetidamente por distintas partes del cuerpo al grito de «os voy a matar». La novia de la víctima intercedió diciéndole al acusado que lo dejase, pero en ese momento «lejos de cesar en su actitud arremetió contra ella», asestándole una cuchillada en el cuello y múltiples más por todo el cuerpo —hasta un total de 17, tal y como confirmó la autopsia de la víctima— que le provocaron la muerte. El primo del atacante, que sobrevivió a la agresión, logró arrastrarse hasta el teléfono y llamar a su padre diciéndole que su primo los había acuchillado. A mayores escribió con su propia sangre, en el suelo, el nombre del agresor por si no sobreviviese para contarlo . En este punto, ni Fiscalía ni acusaciones particulares, ni siquiera la defensa, discuten la autoría del crimen; pero está a debate el estado mental del acusado en el momento de los hechos, ya que llevaba sin medicarse nueve meses y padece una esquizofrenia paranoide desde los 18 años. Por lo hechos, el Ministerio Público exige 24 años de prisión —17 por un delito de asesinato y 7 por el delito de asesinato intentado—. La acusaciones particulares, por su parte, solicitan hasta más de 25 años con propuesta de prisión permanente revisable. Amparada en las explicaciones de los forenses, la fiscal mantiene que hubo planificación del crimen y ocultación posterior, así como alevosía por tratarse de un ataque sorpresivo. El letrado de la familia de la asesinada no cree que su padecimiento mental deba ser un atenuante. «Sabía lo que hacía, planificó y trató de eludir su responsabilidad» , afirmó al finalizar el juicio.