La muerte de un pontífice siempre marca un momento histórico trascendental para la religión cristiana.
El papa Francisco asumió como obispo de Roma en marzo de 2013 y hasta el día de hoy ejerce como máxima autoridad de la Iglesia Católica. Sin embargo, este año el Vaticano decidió modificar el protocolo funerario para su futuro réquiem.
Este noviembre de 2024, el líder religioso recibió la primera copia de la nueva edición del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el libro litúrgico que explicita los pasos a seguir tras el fallecimiento del papa.
La versión supone una serie de modificaciones a los ritos mortuorios que se utilizaron tras la defunción de Juan Pablo II en 2005 y Benedicto XVI en 2023, transformando las próximas exequias papales en un evento único, establecido bajo los parámetros que estableció Francisco.
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Uno de los principales cambios en esta nueva reglamentación es la eliminación del uso de los tres féretros de ciprés, plomo y roble para el tradicional rito funerario. También se contempla la posibilidad de realizar el entierro fuera de la Basílica de San Pedro donde históricamente se realizó.
Sus restos serán colocados inmediatamente dentro de un ataúd de madera que se presentará para la vista pública antes del velorio. A su vez, la constatación oficial del deceso, ahora se realizará en la capilla privada del pontífice y no en la tradicional cámara.
Se ha eliminado, además, el primer traslado al Palacio Apostólico, simplificando así la logística de las exequias y reduciendo los tiempos protocolares del sepelio.
De acuerdo con las declaraciones del arzobispo Diego Ravelli, las modificaciones se llevaron a cabo con el objetivo de "enfatizar aún más que el funeral del pontífice romano es el de un pastor y discípulo de Cristo y no de una persona poderosa de este mundo".
Por otro lado, explicó públicamente que en múltiples instancias el papa Francisco expresó la necesidad de "simplificar y adaptar ciertos ritos para que la celebración del funeral del obispo de Roma exprese mejor la fe de la Iglesia en el Cristo resucitado".
La decisión fue llevada a cabo por la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice a finales de abril de 2024 y ya se encuentra vigente para aplicarse en todos los futuros funerales pontificios.