El cambalache fiscaloide del Gobierno con los socios de investidura es la demostración palmaria de que el único plan de Sánchez es mandar. A España ya le pueden ir dando. El presidente lleva mucho plomo en las alas a estas alturas de su viaje y se ha puesto a tiro del juez Peinado, pero quizá lo más grave de su mandato no es el sinfín de patrañas impunes que acumula, desde la amnistía al cupo catalán, ni la actividad frenética de la Justicia en la esquina de la autovía del Noroeste con Puerta de Hierro. Lo peor, sin duda, es su tambaleo ideológico, que le obliga a prometer un impuestazo a las energéticas cuando se sienta con Yolanda y a...
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