A finales de agosto, cuando más arreciaban las críticas contra los trenes de Renfe de alta velocidad S106, los conocidos como Avril, el ministro de Transportes, Óscar Puente, se descolgó con unas declaraciones cuanto menos sorprendentes. En su segunda comparecencia en menos de una semana en sede parlamentaria para dar cuenta de las decenas de averías que había sufrido el modelo desde su estreno en mayo hasta entonces, Puente aseguró que el Avril es "un gran tren" y que, una vez superada la fase de lanzamiento, permitiría a Renfe dar un gran servicio.
El tiempo, en este caso, ha dado la razón a Puente. En agosto, en plena crisis de averías -el modelo registraba entonces cerca de 500 incidencias desde que había sido puesto en marcha-, la puntualidad del Avril era apenas del 40%, lo que llevó a hundir la puntualidad de todos los servicios de alta velocidad y larga distancia de la compañía hasta el 76,2%. Hoy, a sólo un día de que se cumplan seis meses desde su estreno comercial, el 79% de los Avril que prestan servicio llegan en hora a sus destinos, según los datos aportados desde la operado pública a Efe.
Su puntualidad, además, ha mejorado en un momento en el que el número de S106 en servicio ha aumentado de forma importante. En estos momentos, Renfe cuenta con 23 S106 en su flota, especialmente en las líneas de alta velocidad que unen Madrid con Galicia y Asturias; con un mayor número de circulaciones (se ha pasado de 22 diarias a 34 en total).
El estreno a finales de mayo del Avril, que se retrasó más de tres años respecto al calendario previsto, ya parecía profético respecto a las incidencias que después padeció. Expertos y no tan expertos criticaron entonces aspectos del tren como su insonorización, sus vibraciones o sus asientos tras sus primeros viajes a bordo. Luego llegaron sus múltiples averías y un caos ferroviario que Transportes atribuyó en buena medida a la multitud de obras que soporta en estos momentos la red ferroviaria y que, según Puente, se están teniendo que ejecutar ahora porque el PP no lo hizo en su momento.
En el caso de los Avril, la situación llevó a tal punto que Renfe colocó en agosto a dos de sus directores de ingeniería y mantenimiento en Tarvia, la empresa conjunta de mantenimiento que tiene con Talgo, para que tomaran el mando de las operaciones y subsanasen los problemas de los trenes.
A raíz de todos estos problemas, Renfe ha anunciado que va a reclamar a Talgo indemnizaciones por el daño que estos problemas han causado a su operativa. Esta reclamación se suma a otra de 166 millones de euros que la operadora ha anunciado por los retrasos en la entrega de los Avril.
En total, Renfe compró a Talgo 30 trenes Avril por 1.281 millones (1.491 millones si se suma el mantenimiento). Un contrato que ha sido criticado por el Gobierno por arriesgado dado que cuando se firmó por el Gobierno del PP, el S106 era sólo un proyecto pues era un modelo nuevo que todavía no se había comenzado ni siquiera a fabricar.
Los nuevos S106 ofrecen más plazas y prestaciones a destinos que hasta ahora no estaban conectados por alta velocidad, como Oviedo, Gijón, Vigo, La Coruña, Santiago de Compostela, Pontevedra y Vilagarcía de Arousa.
Renfe pretende también usar estos nuevos Avril en la conexión entre Barcelona y París y, de hecho, algunos de los convoyes están siendo analizados para su homologación por la autoridad ferroviaria francesa, SNCF, que es al tiempo la operadora.