Esta original aventura con celebridades del hip hop publicada en 2006 para PlayStation 2, Xbox y PC marcó una época y supuso todo un homenaje al mundo de los artistas callejeros.
En el año
2006 llegó al mercado un videojuego que hasta el día de hoy, casi veinte años después, sigue siendo
una rareza en la industria como pocas. Tanto, que nos arriesgaríamos a decir que prácticamente todos los que lo hubiesen probado en su momento lo continuarán recordando a día de hoy por su
fuerte personalidad y su original mezcla de mecánicas. Una aventura que homenajea el
mundo del arte urbano y que contó con celebridades de la cultura del hip hop en su desarrollo. Nos referimos, evidentemente, al
curiosísimo e irrepetible Marc Eckō's Getting Up: Contents Under Pressure. ¿Lo llegaste a jugar?
Así era el juego de arte urbano y hip hop que marcó una época por su estilo y crítica social
Marc Eckō's Getting Up: Contents Under Pressure fue un videojuego lanzado para
PlayStation 2, Xbox y PC en febrero de 2006 desarrollado por The Collective y publicado por Atari, cuyo título incluía en primera plana el nombre del
famoso diseñador de moda y artista estadounidense Marc Eckō, el fundador y director creativo de la marca de moda urbana
Ecko Unlimited, que fue el principal director e impulsor de este videojuego.
Ecko, nacido en 1972 en Nueva Jersey, se convirtió rápidamente en una
figura asociada al mundo de la cultura hip hop y el skate a finales de la década de los 90 con su empresa basada en el estilo del arte del grafiti. Su marca, icónica por estar asociada a la imagen de un
rinoceronte como logotipo, era ampliamente reconocida en el mundillo y le sirvió para obtener ventas por
más de un millón de dólares en menos de una década.
Durante los primeros años del nuevo milenio, Ecko
soñaba con capturar la esencia de la cultura del grafiti que tanto amaba en un medio interactivo. Fijándose en los videojuegos, que cada vez ganaban mayor popularidad, el empresario decidió lanzarse a diseñar una obra que
combinase el arte callejero con el combate contra fuerzas opresoras, todo ello bajo una
narrativa social y reivindicativa que se alejase de otros juegos de la época.
Así surgió el desarrollo de
Getting Up: Contents Under Pressure, un juego para el que sus creadores dedicaron
casi 100 horas de trabajo a la semana durante
alrededor de 3 años y que nos presentaba la
historia de Trane, un joven aspirante a grafitero de la ciudad ficticia de
New Radius que vive en una distopía controlada por el C.C.K., un gobierno corrupto y orwelliano.
A lo largo de la aventura de
Getting Up los jugadores debíamos progresar poco a poco
desde lo más bajo hasta convertirnos en un artista reputado dentro de New Radius, alguien capaz de ser un
símbolo de resistencia para el pueblo, y para ello se nos proponían diversas misiones a lo largo de niveles urbanos llenos de objetivos y
lugares donde pintar nuestras obras de arte. Así, podíamos realizar todo tipo de pintadas personalizadas en paredes, muros, vallas, trenes en movimiento o fachadas elevadas que previamente hubiésemos escalado.
Porque sí, sorprendentemente el juego
incluía un sistema de parkour y escalada bastante notorio, además de un sistema de
lucha cuerpo a cuerpo para enfrentarnos a las fuerzas policiales de la ciudad. Todo ello servía para sentar unas bases jugables
originales por su mezcla de conceptos y claramente inspiradas por películas de culto como la mítica
'The Warriors' de 1979 o
'Style Wars' de 1983.
La guinda a toda esta propuesta la ponía, por un lado, su
genial banda sonora con artistas invitados del hip hop como Talib Kweli (quien además daba voz al personaje protagonista), RJD2 y Mobb Deep, y por otro lado la participación en el
elenco de voces de leyendas del grafiti de los Estados Unidos y
otras celebridades como Adam West, Charlie Murphy, Rosario Dawson, Andy Dick, George Hamilton o Brittany Murphy, entre otros.
Getting Up fue un juego
bien recibido por la crítica que, no obstante, también
sufrió las consecuencias de su temática en ciertos países. El gobierno de Australia, por ejemplo,
prohibió originalmente su distribución en los mercados de todo el país alegando que era una obra que promovía el grafiti ilegal. Las ventas a nivel mundial tampoco es que lograsen que se convirtiese en un éxito financiero para Atari...
Pero, en fin, como suele pasar con esta clase de títulos, el boca a boca y su fuerte personalidad y estilo le ha permitido
perdurar como obra de culto casi única en su especie. Lástima que
nunca llegásemos a ver fraguarse una secuela que mejorase y puliese sus asperezas. Tal vez algún día la veamos.