El Mercedes Clase G es el estereotipo del 4x4 rústico y políticamente incorrecto que, sin embargo, ha sobrevivido a los tiempos. Producido en serie desde 1979 como «Geländewagen», (literalmente «vehículo todo terreno» en alemán) y luego bajo el nombre de «Clase G» desde 1993, ha conservado su perfil cúbico poco aerodinámico, pero también sus excepcionales capacidades dentro y fuera del asfalto. Prácticamente fabricado a mano, al año nacen unas cuarenta mil unidades en la fábrica austriaca Magna Steyr, en Graz. Y este cuarenta y cinco aniversarios ha sido el motivo perfecto para que igual número de ejemplares de este legendario todoterreno provenientes de España, Portugal y Andorra, se reunieran los días 16 y 17 de enero en una espectacular concentración organizada por Mercedes Benz Ibérica en Ciudad Rodrigo, ciudad y fortaleza histórica salmantina, nexo de unión de España y Portugal. Los cuarenta y cinco propietarios de Clase G participaron en diversas actividades organizadas a lo largo de la ciudad, e igualmente realizaron con sus vehículos diferentes pruebas de todoterreno especialmente diseñadas para la ocasión. El sábado se reunieron los vehículos participantes en la Plaza Mayor de la ciudad, acto que contó con la presencia de Reiner Hoeps, presidente de Mercedes-Benz Iberia, Holger Marquardt, CEO de Mercedes-Benz Portugal junto con el alcalde de Ciudad Rodrigo, Marcos Iglesias. La concentración ha servido de marco para la presentación de la nueva versión cien por cien eléctrica G 580 EQ. Técnicamente, esta sigue basándose en un chasis en escalera como sus hermanos térmicos recientemente modernizados. Al igual que el nuevo Mercedes G 2024, este G 580 EQ también cuida algunos de sus detalles para afinar al máximo su aerodinámica. Por supuesto, todavía reconocemos claramente el inimitable aspecto cúbico de la línea. Pero la Clase G eléctrica intenta atravesar el viento con (un poco) más de delicadeza, incorporando un capó ligeramente elevado, «cortinas de aire» en los pasos de rueda, pilares del parabrisas rediseñados o el spoiler específico en el techo. La Clase G eléctrica también destaca en términos estéticos gracias a la parrilla negra iluminada que se ofrece como opción. La tradicional rueda de repuesto situada en el exterior de la parte trasera, se puede transformar en una caja de almacenamiento para cargar cables si se desea. Para poder mantener su estatus de referencia en el todoterreno (y justificar su precio desde 196.221 euros), Mercedes, por supuesto, no ha escatimado en recursos durante la electrificación de su Clase G. El G 580 EQ equipa así cuatro motores eléctricos, con 147 CV por unidad, controlados individualmente y cada uno de ellos accionando directamente una rueda. La Clase G eléctrica prescinde de este modo de los bloqueos de diferencial mecánicos de sus hermanos térmicos, pero dispone de un bloqueo «virtual» aún más eficaz. De hecho, cada rueda puede recibir exactamente el par que necesita en función de sus condiciones de agarre. Para impresionar a la galería, el Clase G 580 EQ también puede dar que hablar gracias a sus 432 kW (588 CV) combinados y su pico de 1.164 Nmde par, para acelerar de 0 a 100 km/h en 4,7 s. Sin embargo, la velocidad máxima de este gigante de más de 3 toneladas (3.085 kg en funcionamiento…) está fijada «razonablemente» en 180 km/h. Las levas tras el volante permiten controlar el nivel de retención y recuperación de energía eléctrica en cinco niveles. Hay tres programas de conducción para circular en asfalto (Comfort, Sport e Individual) y dos para circular en campo (Trail y Rock). Este sistema de transmisión controlado individualmente ofrece al G 580 EQ algunas funciones que se activan mediante los interruptores del lujoso salpicadero de la Clase G . La más espectacular es, sin duda, la función G-Turn, que hace girar las ruedas de un lado en sentido contrario a las del otro y así el G 580 da la vuelta sobre su eje vertical, como si fuera un vehículo de orugas. Una solución un poco menos espectacular, pero interesante fuera de la carretera, es la G-Steering que permite reducir el radio de giro en superficies deslizantes mediante un control específico del par en las diferentes ruedas motrices. Una distribución vectorial del par, como en los coches deportivos, pero a velocidad reducida para permitir que el vehículo gire más eficazmente alrededor de la rueda trasera interior al maniobrar. O el Intelligent Creep, función de marcha lenta inteligente a tres velocidades (dos fijas y una variable) que funciona como un control de crucero, pero en todoterreno. Así mantiene una propulsión óptima y el conductor solo tiene que concentrarse de llevar su G eléctrico por la trayectoria adecuada. Las cualidades de verdadero todoterreno proverbiales de la Clase G con motor térmico, el eléctrico G 580 EQ en algunos aspectos las supera. La disponibilidad de un motor en cada rueda permite funciones interesantes cuando salimos del asfalto. La función Torque Vectoring es superior a un bloqueo de diferencial mecánico. Pero esto no es todo. Las capacidades anunciadas por Mercedes son asombrosas. El G 580 puede afrontar pendientes con una inclinación del 100 %, un ángulo de ataque de 25°, de salida de 30,7° y ventral de 20,3°; la distancia libre al suelo alcanza los 25 centímetros, uno más que en el térmico, y la capacidad de vadeo gana 15 centímetros que permiten avanzar por una zona de agua con 85 centímetros de altura. El G 580 EQ está equipado con una batería de iones de litio integrada en su chasis tipo escalera. Tiene una capacidad de almacenamiento útil de 116 kWh: se trata de una de las mayores baterías del mercado. Esto garantiza una autonomía teórica WLTP de 473 kilómetros. Una vez que te quedas sin batería, es posible disfrutar de una carga rápida de hasta 200 kW para pasar del 10 al 80% de carga en 32 minutos. El cargador integrado digiere 11 kW de corriente alterna. El acumulador de energía está protegido por una caja rígida y una placa antichoque fabricada en fibra de carbono, con 26 mm de grosor y un peso de 57,6 kilos. La batería está así perfectamente protegida frente al agua, barro e impactos, una protección que incluso permite a este G apoyarse y «deslizarse» sobre sus bajos sin problema en determinadas circunstancias. Ciudad Rodrigo, como plaza fronteriza, representó en su momento un papel de defensa, pero hoy es un punto de encuentro entre España y Portugal. El Mercedes-Benz Clase G, un 4x4 casi «prehistórico», se vuelve 100% eléctrico con el G 580 EQ: un choque de culturas pero que, al tiempo, es también un punto de encuentro que nos ofrece nuevas capacidades para circular por cualquier terreno, por plena naturaleza, en silencio y sin emisiones.