España es un país muy abierto que, por lo general, trata muy bien tanto a las minorias como a los inmigrantes. sin embargo, como en todas partes, todavía existen ciertos prejuicios que entorpecen la convivencia y pueden resultar ofensivos para quien los sufre. Sobre este tema ha hablado la usuaria de tiktok @andrea.cespedes , una joven peruana que vive en españa y que se dedica a compartir su día a día en redes. En uno de los últimos vídeos de su cuenta, la joven explica algunos de los estereotipos y malentendidos que circulan sobre los latinoamericanos, en especial sobre los que, como ella, vienen de Perú. Uno de los primeros estereotipos que señala Andrea tiene que ver con la expresión «ándale, güey», que muchos asocian erróneamente con toda América Latina. «Es gracioso, porque siempre que me preguntan de dónde soy y digo que soy de Perú, me lo dicen» comenta. Aunque reconoce el tono humorístico, aclara que esta frase es específica de México y no representa al continente en su totalidad. Otro de los prejuicios que menciona es la suposición de que todos los latinoamericanos tienen la piel oscura. «Acá se piensan que si eres de Latinoamérica no puedes ser blanco. Básicamente creen que todos tenemos un color oscuro y somos, no sé, como los incas», explica Andrea, subrayando la diversidad racial que caracteriza a los países latinoamericanos. Andrea también aborda una creencia curiosa y absurda: que en Perú se come paloma. «Siempre me preguntan por qué comemos paloma, y yo no sé quién habrá inventado eso, pero nunca he comido paloma», afirma con humor. Más allá de las ideas erróneas, Andrea lamenta haber sido blanco de insultos despectivos como «sudaca» o «panchita». «La primera vez que me lo dijeron, de verdad me puse a llorar,» confiesa. Aunque ha aprendido a afrontar estos comentarios con más serenidad, admite que son dolorosos y que evidencian «una falta de respeto» hacia los inmigrantes en ciertos sectores de la sociedad. Finalmente, Andrea critica la constante asociación entre América Latina y el narcotráfico. «Siempre me dicen que les encantan las series y películas de narcos, como si en Latinoamérica todos vendiéramos droga,» lamenta.