Ahora que ya va entrando la temporada de frío con contundencia, con todos los catarros por 'cambio de tiempo' que se dan como todos los años, es normal desarrollar algún que otro síntoma si no se guardan las precauciones adecuadas. Los periodos cuando más fáciles agarrarse un resfriado son aquellos en los que la temperatura cambia drásticamente de un día a otro, sin mantenerse estable.
Esos días en los que uno no sabe si salir de casa con paraguas, cazadora o una simple 'rebequita' por si refresca, son los más traicioneros. Por un exceso de confianza o por simple falta de previsión, las corrientes de aire frío o lluvias repentinas acaban por provocar muchos catarros, gripes y otra clase de malestares propios de estas fechas en las que nos encontramos.
Con la enfermedad vienen las toses, los estornudos, la sobreproducción de mocos, los dolores de garganta y, cómo no, la generación de muchas 'flemas'. Con la mayoría de secreciones, lo que se recomienda es expulsarlas del cuerpo con delicadeza, sin hacer muchos esfuerzos para no resentir las delicadas paredes internas del cuerpo. La cuestión de los modales es un mundo aparte.
Aunque depende mucho de la cultura en la que nos encontremos, normalmente es un hecho compartido el intentar evitar molestar o importunar a los demás con nuestro malestar. Esto incluye taparse la cara al estornudar, ponerse la mano delante de la boca al toser, no hacer mucho ruido al sonarse los mocos con un pañuelo o escupir en un papel y no en mitad de la acera. Pero esta última medida parece ser la menos popular de las que hemos mencionado, y podría salirle caro a quien se la salte.
Hay actos que pueden ser considerados como 'de mala educación' socialmente, pero que no están recogidos como 'delito' o falta al orden público en ningún registro. Este no es el caso, ya que en la mayoría de lugares de España, escupir por la calle puede conllevar importantes multas y sanciones económicas a quien realice este feo gesto.
Aunque hace algunas décadas se veía más, hoy en día es muy extraño ya (por suerte) encontrarse a alguien sonándose los mocos por la calle sin pañuelo, dejando precipitar toda la sustancia contra el pavimento. Pero sí que sigue siendo común que ciertas personas acaben escupiendo en mitad de la acera, aunque tengan personas a su alrededor.
Quizá estas personas se lo pensarían dos veces antes de escupir en la calle si supieran que este es un acto que se contempla como una infracción en los reglamentos de municipales de casi todos los pueblos y ciudades de España. Dependiendo de en qué lugar sea uno amonestado, podría tener que enfrentarse a sanciones económicas que van desde los 100 a los 1.500 euros de multa.
Para el Ayuntamiento de Barcelona, por ejemplo, se considera una necesidad biológica dentro de las 'conductas sancionables' el "escupir en el espacio público", con multas de hasta los 330€. En Sevilla, por otra parte, se mantiene como una infracción leve de la ordenanza de convivencia, y lleva asociado una multa de 120€.
Pero quizá sea en Madrid donde se pene más esta conducta, ya que se considera una infracción grave y puede conllevar multas de hasta 1.500€. En muchas ordenanzas este acto de escupir se iguala con otros como miccionar o hacer otra clase de 'necesidades' en medio de la vía pública e interfiere en las legislaciones sobre contaminación y residuos públicos.