En la búsqueda de armonía y equilibrio personal, muchos se vuelcan hacia prácticas esotéricas y energéticas que prometen renovar el ambiente y atraer energías positivas. Entre estas prácticas, el ritual de quemar laurel cada noche se destaca como una técnica milenaria recomendada por expertos en energías y esoterismo.
Según ellos, este simple acto elimina bloqueos energéticos que podrían estar impidiendo tu pleno desarrollo en diferentes ámbitos de la vida. Descubrí qué beneficios trae y cómo hacerlo.
El laurel ocupa un lugar destacado en el ámbito del esoterismo por sus múltiples beneficios energéticos. Al quemar hojas secas de laurel en el interior de tu casa durante la noche, se crea una barrera contra las energías negativas.
Este sahumado casero actúa como un escudo protector que repele envidias y mal de ojo, configurando un espacio de seguridad y paz.
Además de proteger, el ritual del laurel es ampliamente reconocido por atraer la abundancia y la buena suerte. Al realizar este ritual al caer la noche, se favorece la eliminación de energías estancadas del día, permitiendo que con la primera luz del alba, el ambiente se renueve y se llene de vibraciones positivas.
Para llevar a cabo este efectivo ritual de limpieza energética con hojas de laurel, necesitarás seguir algunos pasos básicos que asegurarán que el proceso se realice de manera segura y efectiva.
Elegí el recipiente adecuado: utilizá una olla de cocina u otro recipiente resistente al fuego que ya tengas destinado para hacer sahumados.
Prepará las hojas de laurel: colocá varias hojas secas de laurel dentro del recipiente.
Encendé las hojas: con fósforos, encendé las hojas de laurel hasta que comiencen a arder y generar humo.
Recorré tu hogar: llevá el recipiente humeante por todos los espacios de tu casa. Es importante recorrer cada rincón y, en cada uno, girar el recipiente tres veces en el sentido de las agujas del reloj para maximizar la distribución del humo.
Ventilá los ambientes: una vez que el humo haya llenado todos los rincones, abrí ventanas y puertas para permitir que el aire fresco entre y purifique completamente tu hogar.
Finalizá el ritual: dejá el recipiente detrás de la puerta principal de tu hogar hasta que las cenizas se enfríen. Luego, podés desecharlas en la tierra o en una maceta, devolviendo así los restos del ritual a la naturaleza.