Músicos y cantantes rendirán tributo al compositor italiano Giacomo Puccini (1858-1924) en su centenario luctuoso con una velada en el Lunario del Auditorio Nacional el jueves 21 de noviembre. Bajo la dirección de Christian Gohmer, las soprano Marcela Chacón y Graciela Morales, el tenor Andrés Carrillo, el barítono Ulises Fuentes, el Cuarteto Panamericano de cuerdas (Ana Karen Lazcano, chelo; Lilián Sifontes, viola; Vanessa Emperatriz y Nabani Aguilar, violines) y el pianista Éric Fernández ofrecerán una selección de lo mejor de las óperas de Puccini y piezas desconocidas.“Uno de los máximos logros de Puccini fue lograr que la teatralidad se convierta en música y en canto”, dijo Gohmer, para quien la pérdida es una constantes en la obra del compositor.Puccini nació en Italia el 22 de diciembre de 1858 y murió en Bruselas el 29 de noviembre de 1924. También en 2024 se recordó el 70 aniversario luctuoso de Franco Alfano, quien terminó Turandot. La velada del jueves coincidirá con la transmisión en vivo al Auditorio Nacional, de Tosca, una de las más emblemáticas del compositor, el sábado 23 de noviembre desde la Metropolitan Opera House de Nueva York, con Lise Davidsen (la protagonista), Freddie de Tommaso y Quinn Kelsey.“Vamos a tener un programa bastante interesante que quise armar de manera un tanto informativa para que las personas puedan conocer lo más importante de su obra, pero también una faceta desconocida de Puccini”, dijo en entrevista Gohmer, director artístico y musical de Tempus Fugit. La velada en Lunario comenzará con una sección de música de cámara, donde se tocará su cuarteto Crisantemos y algunas canciones que Puccini escribió para voz y piano. Después, llegará “el plato fuerte” con una selección de arias, en solista, duetos, tercetos y cuartetos, de óperas del compositor.Además de arias de La bohème, Madama Butterfly, Turandot, Tosca, Manon Lescaut o Suor Angelica, Gohmer programó otras de óperas menos populares de Puccini como Le Villi o Il Tabarro.El espectáculo, de alrededor de dos horas, incluye una charla informativa informal de Gerardo Kleinburg, ex director de Ópera de Bellas Artes, sobre la vida y las obras del compositor italiano. Y se contará con supertitulaje y traducción de Francisco Méndez Padilla, en apoyo a todo el público.—¿Qué ha sido Puccini para su carrera, maestro Gohmer?—Es uno de mis compositores más queridos. La primera ópera que escuché en vivo, cuando tenía más o menos 12 años, fue Tosca, precisamente, en Palacio de Bellas Artes. Desde entonces estoy muy apegado a su obra. La primera ópera en la que trabajé como director, también fue de Puccini, La Bohème. Y la que más veces he hecho en mi carrera también es una de Puccini, Gianni Schicchi. Su música es muy significativa para mí.—Puccini también compuso canciones. ¿Habrá algo de eso en el programa?—Así es. Algunas de esas canciones se van a interpretar en la primera parte que le contaba de música de cámara, así como un pequeñísimo réquiem que tiene para cuatro voces, órgano y viola, para que también podamos conocer esta faceta. Y bueno, la música de Puccini, difícilmente se puede definir, porque tiene muchos períodos y muchas etapas.—¿Cómo considera las óperas de Puccini en el contexto histórico?—En su momento de más madurez, fue considerado un compositor bastante moderno; para cuando escribió Turandot o Gianni Schicchi ya utilizaba recursos muy adelantados en el siglo XX. Sus primeras óperas son de corte más en la tradición del bel canto, antes de que empezara a componer en su periodo verista. Sin embargo, toda la música de Puccini está escrita con principios en las emociones y cómo traducir a música estas emociones. “Es un compositor muy enfocado en que los personajes puedan tener un carácter, tanto vocal como musical, que refleje su carácter teatral. Y este es uno de los máximos logros de Puccini: lograr que la teatralidad se convierta en música y en canto”.—En sus óperas destacan protagonistas femeninas, mujeres muy fuertes.—Sí, sus personajes más icónicos, además de los tenores, son las sopranos como Tosca, Mimí, Cio-Cio San, Turandot, Minnie (La fanciulla del West) o Suor Angelica. Y casi todos los personajes de Puccini sufren. Hombres y mujeres, todos están en momentos, sobre todo al final de las óperas, en los que se van a morir. Puccini es drama puro, Puccini es para llorar con los personajes, para involucrarse con sus desgracias y sus sufrimientos.“A pesar de ello, también son personajes de carácter muy fuerte, de personalidades muy definidas, heroicos como Mario Cavaradossi y Tosca, inspirados en revolucionarios. Cio-Cio San es uno de los personajes de mayor aguante sobre el sufrimiento. Nos podemos involucrar muchísimo con la vida de estos personajes como público, porque hablan sobre la tragedia humana, la tragedia de la existencia, la tragedia del amor y del desamor”.—¿Cuál diría usted que es la constante?—La pérdida. La pérdida en las óperas de Puccini es un argumento constante. Por ejemplo, Suor Angelica, que pierde a su familia, sus títulos, la convivencia en sociedad... Todo eso lo sabe llevar hasta que pierde a su hijo, y se suicida. Tosca también se suicida después de matar a Scarpia. Cio-CioSan también. La pérdida es un tema muy recurrente sus óperas.—¿Qué opina del exotismo en sus óperas?—A principios del siglo XX estaba muy de moda entre los compositores buscar recursos musicales y teatrales en otras culturas. Se estaban descubriendo la maravilla de otras culturas. Tenemos a compositores como Claude Debussy y Maurice Ravel componiendo grandes obras inspiradas en otras culturas. Y Puccini no fue la excepción. Turandot, en China; Madama Butterfly, en Japón; La fanciulla del West, en el antiguo oeste. Buscó muchos temas fuera de lo que estaba en ese momento de moda ocurriendo en Europa. Pero, tampoco dejó de componer sobre temas europeos. Tosca está compuesta en la Italia de la época de la Revolución Francesa y de las invasiones napoleónicas. Tenía una amplitud de temas muy interesantes Puccini, pero sí se enfocó mucho en partes consideradas exóticas.—¿Qué siguió para la ópera al morir Puccini? ¿Se acabó la gran ópera italiana?—No estaría tan seguro. Todavía después de Puccini nos queda Franco Alfano (1875-1954), que justo es quien acaba Turandot y quien compone, por ejemplo, Cirano de Bergerac, que es una de las todavía grandes óperas italianas. Pero, sí, en esos momentos del siglo XX empiezan a tomar importancia otras escuelas, otras nacionalidades. Sin embargo, creo que la tradición de Puccini sí continúa no sólo en los compositores italianos, sino en los compositores europeos que continuaron con la tradición óperística en ese momento.—¿Qué ópera de Puccini que no haya dirigido y le gustaría?—No le he dirigido muchas, seguro. Puccini tiene muchas óperas y difícilmente se pueden dirigir todas, además en un país en que hacemos poca ópera. Pero, si pudiera escoger ahorita la que me gustaría hacer a continuación, podría ser Il Tabarro, una ópera muy interesante, muy dramática también, y me gustaría hacerla próximamente.