El Partido Popular se centra en estos días en conseguir el mayor número de apoyos posibles para tumbar la candidatura a comisaria europea de la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, enfocándose, principalmente, en sus compañeros de grupo. Génova no quiere sentarse, por ahora, con la derecha más radical del Europarlamento porque tumbar la candidatura de Ribera escenificando un acuerdo con Giorgia Meloni o Viktor Orban, no tendría una buena acogida entre los populares europeos y podría enfrentarles con los perfiles más centristas, según confirman distintas fuentes del PP a Confidencial Digital.
Desde la dirección del PP deslizan que, a medida pasan los días, cada vez hay menos apoyo a la todavía ministra de Transición Ecológica. Esta semana los dirigentes populares en Bruselas telefonearán a sus compañeros de grupo para advertirles del riesgo de designar a Ribera ante una posible imputación judicial por la catástrofe de la DANA, que ha dejado más de 220 muertos en la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha.
La hoja de ruta del PP pasa por conseguir apoyos dentro de su grupo, entre los populares europeos, no en las formaciones más a la derecha. Génova reconoce que no tiene ahora los votos para tumbar la candidatura de Ribera, pero reitera que confía en tenerlos.
En los próximos días, maximizarán los contactos para extender la negativa a Ribera a todo el grupo. Hasta hora, lo que han conseguido es posponer la votación y sembrar dudas en la derecha europea sobre la idoneidad de la candidata. Aunque no consigan más, en el PP han conseguido su principal objetivo: poner en el foco a Ribera y demostrar a su electorado que han hecho todo lo posible para no premiarla tras el drama que ha dejado la gota fría.
Hay varios obstáculos que les separan de tumbar el futuro europeo de la vicepresidenta: en primer lugar, todos los comisarios se votan de manera conjunta y los socialistas europeos ya han amenazado con rechazar otros nombramientos conservadores si se oponen a Ribera.
Esta situación llevaría a un bloqueo que rompe el acuerdo entre los dos principales grupos, socialdemócratas y populares, y obligaría a Von der Leyen, la presidenta de la Comisión, a pactar con los grupos más euroescépticos, liderados la primera ministra italiana, Giorgia Meloni o el húngaro, Viktor Orbán.
Una opción que no levanta ninguna simpatía en gran parte del centro-derecha europeo.
La oposición de un sector de la derecha europea a pactar con Orban, Meloni, etc… se ha evidenciado en los últimos años. Los grandes grupos han establecido un cordón sanitario para apartar del Ejecutivo comunitario cualquier idea extremista, aunque tras el avance de estas formaciones en las últimas elecciones —celebradas el pasado 9 de junio— voces como Manfred Weber, presidente del PP europeo, han abierto la puerta a esta posibilidad.
Sin embargo, el objetivo principal de Úrsula Von der Leyen, también perteneciente a los populares europeos, es llegar a un acuerdo con los socialdemócratas y esquivar a los grupos más a la derecha. En Génova son conscientes de las ampollas que podría levantar entre sus propias filas sentarse ahora a negociar con las agrupaciones más radicales, en pleno debate interno sobre si mantener la negativa a acordar nada con estos grupos.
Un pacto que podría cambiar la dinámica en la Comisión y abrir una veda de la que muchas voces centristas del PP europeo no quieren ni oír hablar.
Por ahora, la derecha europea ha rechazado cualquier acuerdo con los grupos más euroescépticos. Los pactos de los últimos años han reforzado una mayoría entre socialistas y la CDU de Von der Leyen, Webber y el resto de partidos de centroderecha, entre los que se incluye el PP español.
Continúa siendo mayoritaria la idea de mantener un cordón sanitario que deje fuera a los Orban, Meloni, etc, y mantenga el poder entre los dos grupos principales. En este marco, una reunión del PP español con estas agrupaciones podría despertar un enfado interno importante que en Génova quieren evitar. No ven con malos ojos que los grupos más a la derecha también voten en contra de Ribera, pero sin negociar ni escenificar —por ahora— pacto alguno.
Voces del PP español en Bruselas aseguraban este lunes —en declaraciones a El Mundo— que entre los conservadores alemanes temían las “políticas radicales” de Ribera; un argumento incompatible con cualquier acuerdo con los grupos más a la derecha de toda Europa.
Este lunes, Roberta Metsola, presidenta de la Cámara, ha reunido a dirigentes de todos los grupos y los populares han aprovechado para intentar que la votación no sea en público. “Lo más importante ahora es convencer al PPE y lograr que la designación sea en votación secreta y en urna”, afirmaban en la mañana de este lunes a ECD altos cargos populares.
De esta manera, consideran que habría muchas más posibilidades de que los eurodiputados voten de forma independiente y dejen mucho más en el aire la confirmación de Ribera como comisaria.