El fútbol actual permite a los entrenadores jugar a ser entrenadores. Parece una broma pero no lo es tanto. Que se me entienda: en otras épocas, el ‘mister’ de turno tiraba del manual y jugaban los ‘once c.... de siempre’, como decía
Toshack, pero ahora hay tantos partidos en tan pocos días que la exigencia de un calendario tan apretado obliga a cuidar los esfuerzos. Así que entran en liza las famosas rotaciones y la necesidad de jugar con el equilibrio de las alineaciones. Tras este último parón del año por selecciones, echando un vistazo a los partidos que se le presentan al Barça en tres semanas, me parece que, a priori, su horizonte inmediato es razonablemente asequible, no porque Celta, Brest o Las Palmas no sepan jugar, sino más bien porque me da la impresión que serán rivales que juegan, pero también dejan jugar. Luego vendrán Mallorca, Betis y el que parece el desafío de esta ‘horquilla’, visitar Dortmund. Repito, seis partidos en tres semanas. Las temporadas son como las rutas ciclistas, con lo que antes se conocía como ‘metas volantes’. Y la próxima ‘meta volante’ del Barça, para mí, sería regalarse una buena Navidad asegurando su liderato en la Liga y mantener su marcha en Europa, con tres triunfos en cuatro partidos. La siguiente ‘meta volante’ ya será intentar plantarse en abril con opción a todo. Luego, Dios y el balón dirán.
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