Viajar en invierno implica llevar más prendas, más voluminosas y pesadas, y también más accesorios, pero el espacio de la maleta es el mismo que en verano. Con estas ideas podrás optimizar tu equipaje como un viajero experimentado
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Viajar en invierno se puede convertir en todo un desafío cuando llega el momento de hacer la maleta. A diferencia del verano, cuando las prendas ligeras caben casi sin esfuerzo en el equipaje, el invierno requiere incluir ropa más voluminosa y pesada, además de accesorios y calzado preparados para el frío. Todo ocupa más, y la misma maleta que antes considerábamos espaciosa ahora parece haber encogido.
La tarea de mantener la maleta dentro de los límites de espacio y peso impuestos por las aerolíneas, especialmente si viajas en una compañía de bajo coste, no es nada sencilla. Por ello, conviene no tomárselo a la ligera. Lo de meter todo lo que se nos ocurra sin control no va a funcionar, y si queremos ahorrar tiempo y estrés en el aeropuerto conviene seguir cierta planificación. Solo así conseguiremos llevar todo lo que vamos a necesitar durante el viaje.
Si bien es cierto que al viajar en nuestro propio coche o en tren podemos permitirnos cierta libertad a la hora de hacer el equipaje, cuando se trata de viajar en avión, y más aún con equipaje de cabina, resulta esencial conseguir optimizar el espacio al máximo. A no ser que vueles a un destino cálido, enfrentarte a una maleta en la que parece que no caben las cosas puede resultar un poco desesperante, y cuando ves que lo de sentarte encima de ella para cerrarla ya no funciona, entonces ha llegado el momento de tener en cuenta unos cuantos consejos para conseguir viajar sin tener que dejar nada importante en casa.
En primer lugar, selecciona una maleta de tamaño adecuado. Para un viaje de pocos días y en especial si optas por un equipaje de cabina, es importante contar por una maleta rígida de materiales ligeros o una maleta blanda expandible, que permita algo más de flexibilidad. Busca modelos con buenos compartimentos y organizadores internos, ya que en invierno necesitarás aprovechar cada rincón y separar de forma organizada las prendas voluminosas de las más ligeras.
Hacer una lista antes de comenzar a seleccionar el equipaje puede parecer básico, pero es crucial en invierno, ya que ayuda a no caer en los excesos que terminan ocupando un espacio valioso. La lista también te permite priorizar lo imprescindible y evitar prendas duplicadas o accesorios innecesarios. De esta forma, además, con todo bien organizado sobre la cama antes de empezar a meterlo en la maleta, puedes visualizar de antemano el volumen de todo aquello que quieres llevar.
Un truco clásico para ganar espacio en la maleta es ponerte la ropa que más abulta. Esto incluye no solo el abrigo, sino también el calzado más voluminoso (botas, por ejemplo), y cualquier prenda gruesa como un jersey de lana, que siempre apetece llevarlo –hasta que descubres lo que ocupa dentro de una maleta–. Cuando viajas en avión, por muy restrictiva que sea la aerolínea con el equipaje de mano, nunca hay problema con llevar un abrigo en la mano, así que no te esfuerces por meterlo en la maleta y, aunque no sea lo más cómodo, llévalo fuera contigo. Además, muchos abrigos tienen bolsillos amplios que pueden ayudarte a llevar guantes, gorro o pequeños accesorios, maximizando su utilidad.
A la hora de elegir qué llevar, prioriza la ropa técnica y las prendas que permitan vestirte con varias capas. Estas prendas, diseñadas para retener el calor sin aportar demasiado volumen, son perfectas para el invierno y ocupan menos espacio. Además, el sistema de capas permite adaptarte mejor a los cambios de temperatura sin cargar con jerséis o abrigos gruesos. Una buena combinación de camisetas térmicas, suéteres finos y un abrigo de calidad debería ser suficiente para la mayoría de los destinos fríos.
Los zapatos son de los objetos que más espacio ocupan, especialmente en invierno. Aprovecha su interior para guardar calcetines, ropa interior o pequeños objetos como cargadores o cables. Este truco ayuda a optimizar el espacio y evitar que el calzado deje un espacio vacío en la maleta. Plantéate no llevar más de dos pares de zapatos, los más voluminosos puestos y los más livianos en la maleta, y elige siempre los que mejor se adapten a las distintas necesidades del viaje.
Antes de empezar a hacer la maleta, comprueba cómo es el clima en el destino para adaptar tus elecciones de ropa. Dependiendo del tiempo que vaya a hacer, deberás añadir o quitar alguna prenda específica, como guantes o gorros, y así evitarás llevar ropa que finalmente no utilizarás. La ropa impermeable siempre es útil en invierno, pero si las previsiones dan pocas probabilidades de lluvia, eso que te ahorras.
Enrollar la ropa en lugar de doblarla es una técnica efectiva para ahorrar espacio y reducir las arrugas. Puedes enrollar camisetas, pantalones y ropa interior en pequeños cilindros que luego podrás colocar en los compartimentos de la maleta. Otra opción interesante son las bolsas de compresión, que ayudan a reducir el volumen de la ropa que más abulta. Las bolsas de vacío también son efectivas, aunque puede ser fácil usarlas al cerrar la maleta en casa pero no al hacer la maleta de vuelta. Los organizadores de maleta son igualmente útiles, ya que permiten dividir la ropa en secciones y tener el contenido más accesible y ordenado.
Pensar de antemano en qué vas a ponerte durante el viaje no solo es práctico, sino que además te ayuda a llevar solo lo necesario. Si seleccionas prendas versátiles y fáciles de combinar entre sí, podrás reducir un poco más el volumen de tu equipaje.
En el contexto de una maleta de invierno, los 'por si acaso' pueden ser tentadores, pero son, en la mayoría de los casos, innecesarios. Es preferible llevar solo lo que sabes que vas a utilizar y que se adapte a la meteorología y las actividades que tengas en mente hacer. Si surge una situación imprevista, lo normal es que siempre tengas la opción de adquirirlo en tu destino.
Coloca primero las prendas más voluminosas, como pantalones y jerséis, extendiéndolas en capas por la base y los laterales de la maleta sin doblarlas totalmente. Luego, llena los huecos con las prendas pequeñas enrolladas. De este modo, los espacios vacíos se reducen al mínimo y, en aquellos recovecos que queden, siempre puedes meter calcetines u otras prendas de pequeño tamaño. Como si hicieras un puzle o estuvieses jugando al tetris, asegúrate de que todo encaja a la perfección sin dejar huecos libres.