El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, se desplazó este viernes a su tierra gallega natal para tomar parte, en Santiago, en un desayuno informativo organizado por la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), con el foco puesto en el debate sobre el panorama socioeconómico de la Comunidad gallega, los retos y oportunidades para sus tejidos productivo e industrial. De ello debatirían largo y tendido el resto de la jornada, pero, en su discurso de apertura, el popular ha querido abandonar momentáneamente la cuestión para enfocarse en otra: los trabajos de ayuda y rehabilitación en las áreas de España que sufieron daños por la DANA, y los mecanismos legales que definen las facilidades, o dificultades, que experimentan las personas que allí residen. Para Feijóo está claro: debe priorizarse la reconstrucción pronta de las infraestructuras y la reactivación de su actividad económica. Y, para ello, conviene ajustar impuestos y apostar por las empresas como motor económico. Feijóo ha comenzado su intervención destacando el «placer» de «estar en casa»: «Estar, no volver, porque Galicia siempre va con los gallegos, siempre llevamos Galicia con nosotros». Repasó su trayectoria: «Fueron 19 años en Galicia: dos en el mandato de Manuel Fraga, cuatro en la oposición y trece en el gobierno de la Comunidad. Prácticamente dos décadas de mi vida». Este viernes, su presencia tenía una dirección clara: «reflexionar», en común con el sector, sobre cuestiones que, considera «cuando nos habituamos a ellas, no les damos la importancia que tienen». Se refirió así, citándolas, a la estabilidad económica, social y política de Galicia, eje temático del encuentro. Pero, antes de inaugurar ese coloquio, su discurso dio un giro cerrado. «Todos aquí tenemos en nuestros corazones lo que pasó en la Comunidad Valenciana» y los «durísimos» accidentes que siguen sucediendo , como el reciente en Zaragoza. «Sufrimos los más de 220 muertos en las riadas de Albacete y Andalucía (...). Estamos impactados por estos hechos. Ha sido emocionante ver a presidentes de gobiernos autonómicos, alcaldes, cómo todo el mundo se volcó (…) y se envió ayuda desde cualquier lugar de España sin que Valencia tuviera que pedirla. Se ofreció lo mejor que tenía cada comunidad autónoma»: medios materiales y también humanos. Algo «lógico» en un país donde consternado por la tragedia, pero que «más que eso, es lo humano». Rechazando cualquier «inacción, espera u omisión del socorro al prójimo», agradeció la solidaridad, la colaboración y el «refuerzo de la unidad» desplegados. Y lanzó un recado: «Que esa respuesta se extienda el tiempo que sea necesario, que las víctimas no se sientan a las pocas semanas grandes olvidadas». Una solicitud que transmitió a los empresarios presentes, pero también a todas las administraciones públicas, «especialmente» a la Generalitat Valenciana y a la Administración General del Estado. A su juicio, la respuesta debe ser «inmediata» y llegar «en forma de crítica y autocrítica». «Debemos asumir las lecciones que hemos aprendido en esta tragedia; estudiar los aciertos y los errores en las cadenas de mando», apeló el presidente popular. Y, de cara a la reconstrucción de las zonas afectadas, un proceso que, advirtió, será «largo, durísimo», recetó «prontitud de decisiones». «No cabrán los errores en las gestiones que ya ha habido; la gente no los va a aceptar. Estoy seguro de que el presidente de la Generalitat se comprometerá», alentó. Fue su manera de introducir su proposición: que se apliquen «ajustes» acordes a las necesidades que ahora imperan en las zonas de afectación. Por ejemplo, habiéndose perdido, cifró, «más de 100.000 vehículos», entiende que sería «absurdo decirle a un ciudadano que se le compensará con la prestación del seguro. Si no pudo cambiarlo antes de la riada, mal podrá cambiarlo después de haber perdido su patrimonio». Abogó por un plan para afectados por ERE o ERTE, posibilitando que reciban sus prestaciones de forma ágil; por la condonación o aplazamiento de impuestos, como el de la renta o el IRPF, directamente relacionados con los daños materiales sufridos; y por atender también los casos de personas que estaban presentes cuando se produjeron los daños, aunque no fuesen residentes en esos municipios. «No habrá reconstrucción sin actividad económica (...), y la mejor forma de restaurar la normalidad es que funcionen los servicios públicos, pero también las empresas», alertó Feijóo, tachando de «grave error» del Gobierno «haber dejado de lado» a las compañías en la Comunidad Valenciana. «Nunca he visto una catástrofe de estas dimensiones. Una crisis nacional y un impacto en las infraestructuras, la inoperancia tras prever lo que podía ocurrir y que ocurrió; y la falta de compromiso ante una emergencia nacional que el Gobierno, con todas las capacidades logísticas que podía haber desplegado, realizó de forma parcial y a distancia», afeó.
