Llevamos décadas en Córdoba esperando a que se produzca el milagro: que dos administraciones se pongan de acuerdo y creen un marco estable de colaboración y financiación para cuidar y mantener el río Guadalquivir de forma estable. Como esos pactos de Estado imposibles. Llevamos décadas quejándonos de la acumulación de vegetación sin sentido, de los malos olores, de la suciedad y de una viveza fuera y dentro del cauce que le otorgue el protagonismo que se echamos en falta. El clásico 'Córdoba vive de espaldas al río' torna más en realidad al 'río que pasa de espaldas a Córdoba'. Con una especie de muro vegetal e imaginario en el que la historia de su ser heraclitiano se nos escabulle de...
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