En ocasiones mantener la ropa limpia y en buen estado puede ser un desafío a la hora de hacer la colada, sobre todo cuando se trata de eliminar manchas difíciles y de conservar la textura y el color de las prendas, ya que no todas son del mismo tejido. Sin embargo, existe un truco de fácil que no solo ayuda a mejorar la limpieza de la ropa, sino que en el proceso también reduce el consumo de energía.
Se trata de un sencillo producto que es común en la mayoría de los hogares: el vinagre blanco desilado. Este producto puede ser un gran aliado en el momento de lavar la ropa. Añadir una taza de vinagre blanco durante el ciclo de aclarado ayuda a eliminar manchas difíciles, residuos de detergente y malos olores, dejando las prendas más suaves y frescas. Además su efecto desinfectante es especialmente útil para la ropa que nos solemos poner habitualmente o que acumula olores intensos, como la ropa deportiva.
El vinagre blanco destilado es un tipo de vinagre que se obtiene mediante un proceso de fermentación en el que el alcohol de cereales se convierte en ácido acético. Con un nivel de acidez moderado, generalmente entre el 4% y el 5%, el vinagre blanco es lo suficientemente fuerte para limpiar y desinfectar sin causar daños a las superficies o a las fibras de los tejidos, lo que lo convierte en una alternativa sencilla y segura en la limpieza del hogar.
El uso de vinagre en el lavado además de mejorar la limpieza de la ropa, también favorece el rendimiento de la lavadora, ayudando a prevenir la acumulación de residuos. Esto, a su vez, hace que el aparato funcione de manera más eficiente y consuma menos energía, lo cual es beneficioso tanto para el hogar como para el medio ambiente.
Para aquellas manchas que se nos resisiten en los lavados o para aquellas prendas que necesitan un extra de frescura por su intenso olor, se puede combinar el vinagre blanco con bicarbonato de sodio. Esta mezcla potencia la limpieza, dejando las prendas impecables y también con un fresco aroma.