Con la llegada de noviembre, las fruterías se llenan de nuevas frutas y hortalizas de temporada, cargadas de beneficios tanto para nuestra salud como para el medioambiente. Además de ser más nutritivo, consumir frutas y verduras de temporada contribuye a la sostenibilidad, reduce emisiones de carbono y, por lo general, es una opción más asequible para los consumidores.
Los alimentos de temporada se cosechan en su punto óptimo, lo que maximiza sus nutrientes y sabor. En cambio, los productos fuera de temporada, que necesitan ser cultivados en invernaderos o importados, suelen tener un coste energético alto y una huella de carbono mayor.
Optar por alimentos de temporada, además, reduce la necesidad de almacenamiento prolongado y el uso de conservantes para mantener su frescura. Esto significa que llegan a nuestra mesa de forma más natural y con una menor intervención química. Otra ventaja importante es el precio. Al ser cultivados de manera natural y en su época, los alimentos de temporada son más abundantes, lo que disminuye su coste de producción y transporte. Esto se refleja en un precio final más bajo para el consumidor.
Este mes de noviembre es el momento perfecto para aprovechar los cítricos como la mandarina y la naranja, que destacan por su aporte de vitamina C, que fortalece el sistema inmunológico y ayuda a prevenir resfriados.
Las verduras también tienen un lugar especial en las cocinas de noviembre. Según Aesan, entre las opciones de temporada para este mes encontramos acelga, batata, col, endibia, lechuga, brócoli y champiñón. Otras alternativas ideales para platos calientes y saludables son la espinaca, el nabo, el puerro y la remolacha.
Estas verduras son alimentos ricos en fibra, vitaminas y minerales que fortalecen el sistema digestivo y contribuyen a una dieta equilibrada. Asimismo, su producción en esta época del año requiere menos energía que otros cultivos fuera de temporada, favoreciendo la sostenibilidad.