En plena Transición se cumplieron tres años del atentado de Carrero. Fue un mes después de que las Cortes de Franco se hicieran el harakiri para dar paso a unas elecciones libres. Aquel día, 20 de diciembre del 76, el presidente de las Cortes de la reforma política acudió a un funeral en memoria del presidente asesinado. La derecha más intransigente estaba enardecida y la turba estalló contra él entre paraguazos: «Perjuro», «masón», «traidor», «al paredón». Torcuato Fernández-Miranda aguantó como pudo y mientras protegía a su esposa y sin bajar la mirada le dijo a su jefe de gabinete: «Tranquilo, Juan (Sierra), ante todo la dignidad del cargo». El estallido de Paiporta es un antes y un después y no...
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