Liberaron Paris del yugo nazi a finales de agosto del 44. De Gaulle desfiló al frente de las tropas aliadas que recorrían los Campos Elíseos. De repente, el silbido de las balas, la confusión, el caos, la muchedumbre buscando refugio, arrojándose contra el suelo. Pero el general De Gaulle, no: mantuvo erguidos sus casi dos metros de estatura y miró con desprecio hacia los tejados buscando a esos francotiradores que sembraban muerte y desconcierto. La estampa pasó a la historia. En algunos trances hay que saber comportarse con la dignidad que exige el liderazgo. Salvando todas las distancias, nuestro Rey mantuvo el tipo el otro día justo cuando había que mantener el tipo . No silbaban las balas, pero la...
Ver Más