“Nos han dejado completamente solos”, se queja Irene Romero desde su balcón, mientras mira indignada la larga fila de gente que desde hace horas espera la llegada de la ayuda humanitaria.
“No podemos salir, estamos aislados, pero ‘c’est la vie’. Está todo peor todavía y ha habido muchos muertos. Anoche decía mi nuera que estaba todavía una chica tirada en la calle, muerta con las sábanas. Ahí detrás, aquí, en los peatonales, en la zona urbana, a la antigua”, relata a RFI esta habitante de Alfafar, en el sureste de España.
A pesar de todo, esta es una de las zonas de Alfafar menos afectadas. Al interior del municipio, en cambio, no hay acceso. Allí, miles de personas están atrapadas entre lodo y el olvido.
El alcalde de Alfafar, Juan Ramón Adsuara, afirma: “Llevo desde el martes por la tarde, cuando empezó la riada, despierto. Estoy aquí haciendo lo que puedo con los vecinos”.
Adsuara asegura que se han olvidado del municipio y denuncia que aún no han llegado ni los bomberos ni la Guardia Civil.
“Hay gente con cadáveres en casa”, advierte el alcalde, quien pide a gritos la ayuda del ejército: “Tiene que venir el ejército porque tenemos 8.000 habitantes aislados todavía con un metro de barro y tenemos que entrar allí”, insiste.
Según cuenta el político, en el municipio hay un total de 12.000 ciudadanos, mientras que otras 10.000 personas viven en barrios cercanos, donde aún hay cadáveres en los coches.
Finalmente, Adsuara confiesa que lo peor es que esta situación “está saliendo por la televisión mientras a cinco kilómetros, donde está la capital de Valencia, están todos en las terrazas tomando café y cerveza tranquilamente”.