Desde las 15:00, la Facultad de Ciencias Económicas y empresariales de la Universidad Complutense de Madrid acogió un flujo enorme de coches y taxis. Tras el fiasco de las oposiciones fallidas en el mes de septiembre debido a una filtración por parte del tribunal, este sábado volvían a repetirse las pruebas. Unas oposiciones de nuevo, en pleno puente por la festividad de todos los santos. Un día que ha afectado y dificultado la asistencia de muchos de los examinados. «La primera criba ha sido la fecha. Este examen me ha costado del triple de dinero que la otra vez», explica María, una joven de Cáceres que se ha desplazado de nuevo hasta la UCM. Salió el viernes de Extremadura no puede regresar hasta mañana porque ya no hay trenes. Los precios de los hoteles han subido considerablemente y María ha tenido bastantes dificultades para afrontarlo. «Cuando pusieron la nueva fecha miré corriendo las ofertas de ave y no habían ya. Creo que se nos ha maltratado a toda la zona del extrarradio de España», explica. La joven no ha podido ir y venir en un mismo día por la fecha. A Marta y Lidia les ha pasado lo mismo. «Venimos desde Granada y el ave nos ha costado el doble. Hemos tenido que coger alojamientos por 300 euros», reconocen las jóvenes. Parece que la cifra de examinados también ha disminuido. «La otra vez apenas podíamos ver la puerta. Ahora mismo estoy yo en ella a diez minutos de la hora en la que nos han convocado», explica Sara. Hay jóvenes que repasan en silencio con sus auriculares, otros reconocen que han venido a probar no a «aprobar». En el campus de la UCM se respira un ambiente tranquilo, con maletas que vienen y van y amigos que se reencuentran. «Cuando nos enteramos de que no podíamos hacer el examen nos fuimos a comer juntos, hoy nos encontramos aquí otra vez. Esperemos que no se repita», indica Juan Margallo. Y entre toda esta gente se echa de menos a un grupo. Los valencianos. Debido a la tragedia recientemente ocurrida en la Comunidad Valenciana, muchos de los valencianos que iban a opositar hoy no se han podido desplazar. Vicente ha tenido suerte. «Me vine esta semana a ver a mis amigos aquí a Madrid y he tenido la suerte de que todo me ha pillado aquí. Si no me habría sido imposible», indica mientras repasaba y enseñaba todo lo que se ha tenido que aprender para el examen. Este joven de 26 años recuerda a sus compañeros de facultad que también se iban a presentar y que no han podido. «No creo que vuelvan a intentarlo porque ya son dos veces las que no han podido. algunos sí que han pedido el aplazamiento, pero otros han tirado la toalla», indica. Aunque los opositores afectados por la DANA y que no puedan desplazarse físicamente para realizar la prueba podrán solicitar posponer el examen, solo cuentan con un máximo de 15 días. El ministro de Transportes, Óscar Puente, reconocía en los medios que recuperar la normalidad en los trenes tardaría de dos a tres semanas. Lucía Pérez se ha desplazado junto a sus padres desde Barcelona. sus padres le dijeron que no se volviera a presentar porque era «una pérdida de tiempo», mientras que Lucía quiere asegurarse una plaza y vivir con «más tranquilidad». «Veo que las oposiciones es la única solución para asegurarme la estabilidad. Los jóvenes ahora mismo no lo tenemos fácil», indica. Algunos de los jóvenes que se encuentran en el campus se conocen porque han trabajado en otros lugares como Laura y Esteban. Ahora tratan de volver a trabajar juntos en la corporación pública. «Tengo muchas ganas de quitarme el examen de encima porque no he descansado desde que nos lo anularon. Tenía pensadas unas vacaciones justo este puente pero no voy a poder ir», indica uno de ellos. En septiembre, las puertas de la Facultad nunca llegaron a abrirse. Hoy sí. Y los aplausos, gritos y pitidos no dejan de sonar. La gente se abraza, se anima: «Que lo hacemos, que lo hacemos». «Ay, ahora no quiero entrar», dice uno bromeando. Hay quienes son más optimistas, como Lorena, que confía en que esta vez nadie cuenta con ventaja, y otros, como Gaizka, no están tan seguros. «El examen lleva ya se preparó hace dos días. Dudo que nadie haya accedido a las preguntas». Muchos de ellos repasan las preguntas del examen fallido. «Por si las moscas. Nunca se sabe. Ojalá salgan porque me las sé todas», exclama Laura Fernández entre risas. Conforme empiezan a adentrarse los opositores en la Facultad, el eco de las instalaciones retumba en el edificio y filas y filas de estudiantes comienzan a confluir en las aulas. Los trabajadores de apoyo de las oposiciones invitan a quienes no se examinan a salir del edificio.