Durante mi carrera profesional he atendido a muchas personas que han tenido que solicitar la ayuda de un psicólogo porque quien debería hacerlo no lo ha hecho. Es muy habitual. Empecemos por Carlos. Carlos ha tenido que consultar al psicólogo porque su jefe , en el trabajo, no lo está haciendo. Parecería que su jefe tiene una adicción a salir tarde del trabajo. Quizás no tiene ganas de volver a casa, quizás no tiene amigos o quizás es de los que cree que saliendo cada día tarde del trabajo parece que estés más comprometido con la empresa. Además, no tiene demasiadas habilidades como líder . Es de esas personas que lleva mil años en la empresa y ha ido subiendo sin realizar ninguna formación específica. Podemos decir que el jefe de Carlos es mejor escalador que líder , es decir, sabe todo lo que tiene que hacer para llegar lejos pero no tiene tan claro cómo debe liderar a un equipo a pesar de que el cree que es un buen líder. El ambiente de trabajo que promueve el jefe de Carlos es horroroso. Pone reuniones a última hora cada día, se contradice constantemente, no da órdenes claras, potencia el conflicto y las envidias, culpa a su equipo sus errores, se apropia de sus logros y no les da ninguna visibilidad. Esto tiene fácil solución, con un cursillo de liderazgo , un seguimiento más cercano por parte del jefe del Carlos y unas horas con el psicólogo lo tendríamos todo hecho; pero no, al final quien está yendo al psicólogo es Carlos y la mitad del equipo. Pobrecito Carlos, necesita trabajar la angustia y la frustración que siente. También recuerdo el caso de María. María tiene una pareja narcisista , de esas que lo hace todo bien. La pareja de María es tan top que incluso se permite ir dando lecciones por la vida. La pareja de María le dice a sus hijos que su madre es tonta, la culpa de todo lo que pasa y la humilla delante de todos. Además, al ser tan bueno, tiene una amante . Una jovencita que le admira y le hace sentir un triunfador . Ahora se ha cambiado el coche tirando de ahorros. O más bien tirando del dinero de María. A menudo le pide «préstamos» a María para sus grandes proyectos . Ha perdido más de lo que ha ganado, siempre ha tenido mala suerte -según él- pero está convencido de que pronto triunfará. Pobrecita María. Si no fuera por los hijos ya no estaría aguantando tal elemento. De hecho, es por él que viene al psicólogo. Necesita ayuda para mantener la paz en casa y dar un modelo positivo a sus hijos. Podría hablaros de Carlota. El verdadero problema de Carlota es su madre . La madre de Carlota es la hija de un empresario que ha ido derrochando la fortuna familiar. Decidió no estudiar ya que tenía el futuro asegurado y valoró que no necesitaba. La vida de la madre de Carlota se ha caracterizado por un montón de malas decisiones empresariales que han ido menguando el patrimonio familiar. Carlota sufre mucho cuando la ve tomar decisiones sin saber qué está haciendo. Carlota no entiende por qué no confía en ella y, sin embargo, confía en un empleado de banca que se está asegurando la jubilación con las comisiones que recibe por los productos que le está vendiendo a su madre. Pobre Carlota. Siempre será la niña. «Tú qué vas a saber de negocios y de finanzas», le dice su madre olvidando que Carlota se graduó con honores a una importante universidad americana y ocupó un cargo directivo en una entidad financiera inglesa, sí, de las de La City. Hace tiempo que regresó a casa para intentar que el patrimonio familiar no acabara demasiado perjudicado. Carlos, Marías y Carlotas hay en todas partes. Me pone muy triste. Siempre que acabo de hacer una sesión con perfiles como ellos creo que no tendrían que ser ellos los que vinieran. Ellos no tienen ningún problema, tan sólo están cerca de una persona que sí debería ir al psicólogo. Más a menudo de lo que pensamos, quien debería visitar al psicólogo no lo hace. Puedes descubrir otros consejos de Tomás Navarro ( @tomasnavarropsi en instagram) para poner límites a aquellas personas que nos hacen daño en su obra ' Tus líneas rojas' (Zenith/Planeta). Y además, puedes leer aquí otros artículos de Tomás Navarro en ABC Bienestar .
